Por las sombras sabemos que una fotografía no está nublada. De vez en cuando al sol le gusta detenerse. Para los ojos, que ven de otra forma con respecto al objetivo, todo está bastante claro. Pero, para la cámara, no tanto: siempre hay un lado que precipita inquietud, demasiada quietud para la entraña del movimiento.
A Juan Carlos Gargiulo, amante de la calle instantánea. Su cuaderno: http://fotosemanal.blogspot.com/
Ellos fueron el instante. El gozo por el exterior, por una mañana lluviosa, por una infusión y por un buen cigarro. Ellos fueron furtivos de la monotonía y del tráfico que por la calle Alcalá pasaba.
Destas aves su nación Es cantar con alegría, Y de vellas en prisión Siento yo grave pasion, Sin sentir nadie la mía.
Ellas lloran que se vieron Sin temor de ser cativas, Y a quien eran más esquivas Esos mismos las prendieron: Sus nombres mi vida son Que va perdiendo alegría, Y de vellas en prision Siento yo grave pasion, Sin sentir nadie la mía.
'Serás dada al reclamo si me escuchas'. Esto lo que oí el otro día en el campo mientras caminaba. No si era dios la voz que se daba con gravedad a ese endecasílabo o era un poeta camuflado entre las jaras. ¿Cómo no sentirse reclamada si escuchas? Mirad si no esa perdiz en reclamo. El reclamo no es un ajuste de cuentas. Probablemente sea el reclamo el vuelo más favorable. Cuando escuché esa perdiz ya dispuse de inmediato el objetivo al acecho. Pillarla así, en su más extensa garantía salvaje era mi intención. Ojos cerrados. Ahora soy de las que me vinculo a la fotografía de la escucha. ¿No os ha pasado que cuando llevamos los oídos por delante y lo que escuchamos nos late nos acabamos haciendo un negativo del momento? De ahí que yo reclame aquí fotos de escucha, donde el pie de foto sea la sensación. Fuera cámaras.
Todo el abanico del sur es lo que tengo como rumbo. Todo el abanico del norte es lo que presiento. Creo que aún teniendo por brújula ese potente artefacto igual me perdería. Y cuando me pierdo suelo atender a la temperatura. El frío del norte me despeja y me agarrota a la vez. El calor me excita y me pone rumbo al fuego. Sé que las estrellas son inalcanzables, de ahí que navegar a remo y andar a pie sea el más próspero resultado de lo que me resta de vida. Espero que ésta se alargue lo suficiente.
Chão de Estrelas Maysa
Composición: Silvio Caldas / Orestes Barbosa
Minha vida era um palco iluminado Eu vivia vestido de dourado Palhaço das perdidas ilusões Cheio dos guizos falsos da alegria Andei cantando a minha fantasia Entre as palmas febris dos corações Meu barracão no morro do Salgueiro Tinha o cantar alegre de um viveiro Foste a sonoridade que acabou E hoje, quando do sol, a claridade Forra o meu barracão, sinto saudade Da mulher pomba-rola que voou Nossas roupas comuns dependuradas Na corda, qual bandeiras agitadas Pareciam estranho festival Festa dos nossos trapos coloridos A mostrar que nos morros mal vestidos É sempre feriado nacional A porta do barraco era sem trinco E a lua, furando o nosso zinco Salpicava de estrelas nosso chão Tu pisavas nos astros, distraída, Sem saber que aventura desta vida É a cabrocha, o luar e o violão.
No sé lo que prefiero, Si la belleza de los acentos O la belleza de las insinuaciones; Si el pájaro silbando O lo que viene luego.
Yo sí sé lo que prefiero: los acentos que rabian por concederse una voz, los silencios que fomentan el recogimiento, todo aquello que se me acerca sin llegarme a rozar, lo que oiría aun estando sorda, todos los pájaros al unísono, todos los acentos de un reclamo, y, por supuesto, lo que viene luego sin importarme el qué. Pero también te prefiero a ti, Wallace Stevens, y a tus maneras de mirar y evocar. Y a ti.
P.D.- Las tres fotos son distintas. Pertenecen a un disparo en ráfaga.
No te detengas nunca cuando quieras buscarme. Si ves muros de agua, anchos fosos de aire, setos de piedra o tiempo, guardia de voces, pasa. Te espero con un ser que no espera a los otros: en donde yo te espero sólo tú cabes.
Pedro Salinas, Razón de amor
Sólo tú cabes, donde las piedras han reverdecido, y el musgo allí es idioma del aire, bajo nada uniforme, y a cada paso estar rodeados de todo. Sólo tú cabes.
Elegía desde Simancas (Claudio Rodríguez, 'EL VUELO DE LA CELEBRACIÓN')
II
Nunca de retirada, y menos aún de noche, alta de sientes, tan sencilla, amasada en la cornisa de la media luz, entre las rejas del conocimiento, en la palpitación del Alma, llega la amanecida. Y el resplandor se abre dando vuelo a la sombra.
Parecen iguales las fotografías. ¿Se acuerdan de esas viñetas en las que había que detectar los errores? Aquí no hay errores: hay variaciones. Son propias las variaciones de la vida. La ida, el retorno, la fuga, el fuego, el reposo, la inquietud. Movimiento y roce. Todo un tejido vital.
Entre el reposo y el vuelo tan sólo hay una voz, o un chasquido de dedos. La quietud de las ramas de un chopo muerto se ilustra así, quince en este caso. La quietud tiene eso, que siempre se devuelve a sí misma el favor del reposo. Mi entusiasmo por el silencio está hoy lleno de principiantes ortigas que se suman al rocío. Enarbolar las alas y no resultar jamás amenazantes: primer mandamiento del vuelo. Deseo volar: hay música que me ayuda a ello.
Avanzábamos por la garganta del Toldra. Famosa garganta por las altas paredes de hasta trescientos metros que la ciñen. Subían muchos camiones vacíos hacia la montaña para recoger a las cabras y ovejas. Comienza la epoca fría del Atlas y el ganado pasta en los llanos. Los bereberes que habitan arriba también bajan. Los medios que usan ya los veis. Suelo ser prudente a la hora de hacer fotos a la gente. Prefiero ocultarme o disimular. Pero en este caso era obvio que no podía dejar pasar la oportunidad de captar algo que allí es tan normal y que aquí, visto con nuestros ojos, nos puede causar hasta lástima. Pero no diré yo ahora lo que más lástima me causa, tan sólo diré que esa foto para mí es pura emoción, encajarse en los medios más dignos de transporte, aunque éstos hayan evolucionado mucho. El niño ni se inmutaba, iba feliz. El río bajaba escaso. El eco allí era alto. La dimensión de la vida se amplía continuamente: una gran certeza de lo escasos que somos.
Ayer fui a fotografiar un entorno de Madrid que nunca deja de sorprenderme: el entorno de Rivas junto al río Manzanares. Le hablé de la emoción a mi amiga Inés. Ella, en un correo me contestó:
Me gusta escucharte bien, no sólo te conozco por percibirte, sino también a través del timbre de tu voz. Hoy llena de trinos y algarabía.
Y sí durante todo el recorrido estuve llena de trinos y algarabías y cuevas y susurros y de nudos en la garganta cuando no en la aorta. Son las emociones.
Y el que yo hoy traiga un cementerio (Fez, Marruecos) a colación es porque quiero dedicar esta entrada a una persona elegante, una persona ensartada en la estética, en la ética. Una persona a la que si se le deja la piel en forma de palabra te la voltea cuantas veces quieras. No imagino si le dejas la piel verdadera. Peletero, hombre de la X, gracias por ese enlace que me mandaste y que hoy dejo aquí para que todo el mundo lo lea: aquí
El rincón de El Peletero, verdadero Lord de la Palabra, para quien quiera disfrutar y debatir, se halla AQUÍ.
P.D. Amo esos cementerios donde las lápidas no existen, donde el entorno de la muerte se transforma en hierba, en incipientes flores de diciembre. Y recuerdo a todos los que me fueron. Y estoy en quien es en mí, por eso trino como un mirlo cada mañana.
‘The Lass of Aughrim’
If you be the lass of Aughrim As I am taking you mean to be Tell me the first token That passed between you and me.
The rain falls on my yellow locks And the dew it wets my skin; My babe lies cold within my arms: Lord Gregory let me in.
Oh Gregory, don’t you remember One night on the hill, When we swapped rings off each other’s hands, Sorely against my will? Mine was of the beaten gold, Yours was but black tin.
Oh if you be the lass of Aughrim, As I suppose you not to be Come tell me the last token That passed between you and me.
Oh Gregory don’t you remember One night on the hill When we swapped smocks off each other’s backs, Sorely against my will? Mine was of the Holland fine, Yours was but scotch cloth.
‘La chica de Aughrim’
Si eres la chica de Aughrim como tú dices ser, dime cuál fue la primera prenda que se cruzó entre tú y yo.
La lluvia cae sobre mis mechones rubios y el rocío humedece mi piel; mi hijo tiene frío en mis brazos; Lord Gregory, déjame entrar.
Oh, Gregory, ¿no recuerdas la noche en la colina, cuando intercambiamos los anillos de manos del uno al otro, en contra de mi voluntad? El mío era de oro bruñido, el tuyo, sin embargo, de estaño negro.
Oh, si tú eres la muchacha de Aughrim, como supongo que no eres, ven, dime cuál fue la primera prenda que se cruzó entre tú y yo.
Oh, Gregory, ¿no te acuerdas una noche en la colina cuando intercambiamos los blusones, en contra de mi voluntad? El mío era de pura Holanda, el tuyo, sin embargo, de paño escocés.