

Bien poco nos parecemos a los percebes: fijamiento en rocas nada confortables y espera a que las olas batan a diestro y siniestro para alimentarse. Tampoco somos hermafroditas. Pero algo hay en común: en cualquier momento nos pueden sacar de nuestro entorno para sacarnos el jugo y la sustancia. Llegada cierta edad, la madurez más madura, nos quedan las manos, la soledad y el paseo. Me quedo con este tipo de navegación de cabotaje, sencilla y a remo. Poco pido.
Chopin, sonata.
Intérprete:
Andrzej Jagodzinsk.