viernes, 30 de abril de 2010

Ambas

ANONIMO

Ay luna que reluzes,
Toda la noche m 'alumbres.
Ay luna tan bella
Alumbresme a la sierra;
Por do vaya y venga
Ay luna que reluzes
Toda la noche m'alumbres.







La luna aquí.
¿Quién da más? Me refiero a luz. La luna como unicornio de luz, como la amapola blanca.
La luna que nos cabe en el bolsillo y que nos tiñe de cielo.
No me atrevería a decir nada de la luna si no fuese porque me provoca.
Y yo la reto, sal y métete en mi ojo, serás por donde yo vea en la sierra cuando de casa salga.
Asumimos el reto ambas.

jueves, 29 de abril de 2010

Tirabuzón

ANÓNIMO

¿Con qué la lavaré,
la tez de la mi cara?
¿Con qué la lavaré,
que vivo mal penada?

Lávanse las casadas
con agua de limones;
Lávome yo, cuitada,
con penas y dolores.

Mi gran blancura y tez
la tengo yo gastada
¿Con qué la lavaré,
que vivo mal penada?






Hay una palabra que por mi tierra se utiliza mucho: chumeto/a. Se suele aplicar a aquella persona muy curiosa pero que no llega al estadio de cotillez morbosa. Y ahora me juzgaréis si yo soy chumeta o no.
No tenía nada que ver con la novia ni con la boda. Ni era la reportera oficial. Eso sí, por mi cuenta y riesgo decidí hacer mis fotos extraoficiales. Decir de antemano que sí conocía a muchos invitados, pues la boda era en mi pueblo.


Y es que de una boda lo que siempre me ha interesado es el tirabuzón: esa lógica espiral del cabello que le aporta elasticidad y hasta un punto subversivo.¡Y anda si es postizo! No lo creo en este caso. Lo cierto es que el tirabuzón está para que te entren ganas de tirar de él y comprobar su capacidad de retroceso ya que las bodas son muy rígidas (menos las de Camacho, en el Quijote): que si el perdón de los pecados, que si el amor eterno, que si el arroz.


Y prueba de la importancia del tirabuzón es el afán de conjuntar al vehículo nupcial (en este caso no era un Citroën sino un Passat azul, esto va por los posibles Watson). Su tirabuzoncito blanco para que te dejen vía libre es esencial.


Al final, cuando la ceremonia concluye y ellos se van, el tirabuzón se entronca con las nubes, se difumina. Es como entrar en una felicidad tipo celeste.
Y comieron perdices.

viernes, 23 de abril de 2010

BBB


Ostras, un Rolls Royce. Éso pensé al doblar la calle. Con chófer y todo. ¿Quién será la esposa? ¿Dirán un sí hasta que el divorcio les separe?
Pero el asunto para mí no eran los desposados sino el impecable coche que como espejismo me traslado al Rolls. Afiné la vista a ver si veía la Victoria de Samotracia y nada. Aquí quieren dar el pego, volví a pensar. Bajé la vista y me sobresalté: BBB. A ver, decidme, qué si no: bueno, bonito y barato. Las tres B de que contaba el cochecito nupcial. Y fue darme la vuelta y recrearme en la matrícula y en su marca francesa: CITROËN.
Al final me di cuenta que en el costado de la iglesia, junto al porche (no la marca de coches, no confundamos más) alguien me observaba. Es lo que da el brillo: profundidad.
Y también pensé si el marido no acabará cantando lo que ya los castrati cantaban lo que ahora canta la sublime Cecilia Bartoli(ved sino los 15 segundos que emplea para decir 'speranza', minutos 1.45 al 2.00).








Geminiano Giocamelli (1692-1740)
Cecilia Bartoli

Sposa, non mi conosci....
Madre... tu non m'rammenti!
Cieli, che feci mai!
E pur sono il tuo cor...
Il tuo figlio... Il tuo amor...
La tua speranza!


Palra... ma sei infedel!
Credi... ma sei crudel!
Morir mi lascerai.. mi lascerai morir...
o Dio, manca il valor e la costanza.

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Mi esposa no me conoce.
Mi madre no me escucha.
¡Cielos, qué les hice!
¡Si yo soy su corazón,
su hijo, su amor
y su esperanza!


¡Les hablaré, pero no confían en mí!
¡Creo que son crueles!
¡Pues déjame morir, dejen me muera!
Oh Dios, mi confianza y fuerza ha sido
un error.

martes, 20 de abril de 2010

360 º

Debe de ser la vida alta que late en nuestros ojos y que nos obliga a mirar de otro modo lo que vemos. (Ybris)


La selva que yo habito
puede consistir en un árbol
de tan sólo uno.


La selva que yo habito
da de luz,
de sobra.


La selva que yo habito
arrecia vida,
coloca muerte.


La selva que yo habito
me recoloca,
me da pie al suelo.

jueves, 15 de abril de 2010

Elefantes


Donde vas dicen que hay elefantes. Dicen que aprendieron a quedarse inmóviles para evitar ser capturados.

Creí oírlos barritar antes de entrar en ese bosque. Anduve entre los troncos de los árboles y me paré. Un corazón desproporcionado se batía cerca de mis orejas; allí nada se movía. Dudé por un momento si tocar a aquellos troncos. Sí, en cambio, los rodeé. Me privó su camuflaje verde. El corazón los delata, pensé. Mi corazón también se batía en un precipicio de gozo. Intuí que verlos y no tocarlos era la mejor opción.


martes, 13 de abril de 2010

Espiral



Enroscarse es una buena opción.
Comprar muelles también: Muelles ROS, calle Ronda de Atocha, nº 16, Madrid.
Todos los muelle imaginables, dorados, mínimos. Elásticos todos.
¿Habéis pensado en un muelle no elástico? ¿Habéis pensado en desenredados?
Me enseñaron la palabra torzal y yo soñaba con algo abrigado, con un fuego concentrado, epitelial.
Quise tener una casa donde los caracoles supiesen divagar sobre la velocidad de la pasión. Hallé caparazones lentos, hallé silencios obcecados. Pero para éso estoy, para fumigar todo aquello que anquilose. Amig@s, vénganse junto a mi elasticidad.
Hoy toca lanzarse. Los viajes tienen su inercia y su equipaje, mínimo si se quiere, pero al menos el cuerpo.
Bienhallados, sigamos con la espiral.








Un muelle (Pauline en la playa, disco: Física del Equipaje)

Me enroscaré.

Después me iré curvando como un muelle

la tarde irá pasando como suele

en espiral.

Girando mis talones

formando tirabuzones, pienso...



Retorceré

mis dudas entre círculos perfectos.

Concéntricos anillos mientras cuento.

Te esperaré

sentada en los resortes

que disparan todos mis temores



Y por enredar

desenredarte.

Por no molestar

no estirarme,

encogerme así.



Me enroscaré.

Después me iré curvando como un muelle

tratando de arquearme si no duele.

Describiré

en un trazo infinito

un millón de vueltas a lo mismo.



Esconderé

mis penas, que no puedas encontrarlas.

Alargaré mis brazos por taparlas,

y buscaré

algo para envolverlas

y olvidarlas antes de que vuelvas.



Y por esperar

desesperarme.

Por no preguntar

responderte.

Y por enredar

desenredarte.

Por no molestar

no estirarme,

encogerme.

martes, 6 de abril de 2010

Paraguas leonado

Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos. Oh Maga, en cada mujer parecida a vos se agolpaba como un silencio ensordecedor, una pausa filosa y cristalina que acababa por derrumbarse tristemente, como un paraguas mojado que se cierra. Justamente un paraguas, Maga, te acordarías quizá de aquel paraguas viejo que sacrificamos en un barranco del Parc Montsouris, un atardecer helado de marzo. Lo tiramos porque lo habías encontrado en la Place de la Concorde, ya un poco roto, y lo usaste muchísimo, sobre todo para meterlo en las costillas de la gente en el metro y en los autobuses, siempre torpe y distraída y pensando en pájaros pinto o en un dibujito que hacían dos moscas en el techo del coche, y aquella tarde cayó un chaparrón y vos quisiste abrir orgullosa tu paraguas cuando entrábamos en el parque, y en tu mano se armó una catástrofe de relámpagos y nubes negras, jirones de tela destrozada cayendo entre destellos de varillas desencajadas, y nos reíamos como locos mientras nos empapábamos, pensando que un paraguas encontrado en una plaza debía morir dignamente en un parque, no podía entrar en el ciclo innoble del tacho de basura o del cordón de la vereda; entonces yo lo arrollé lo mejor posible, lo llevamos hasta lo alto del parque, cerca del puentecito sobre el ferrocarril, y desde allá lo tiré con todas mis fuerzas al fondo de la barranca de césped mojado mientras vos proferías un grito donde vagamente creí reconocer una imprecación de walkiria. Y en el fondo del barranco se hundió como un barco que sucumbe al agua verde, al agua verde y procelosa, a la mer qui est plus félonesse en été qu'en hiver, a la ola pérfida, Maga, según enumeraciones que detallamos largo rato, enamorados de Joinville y del parque, abrazados y semejantes a árboles mojados o a actores de cine de alguna pésima película húngara. Y quedó entre el pasto, mínimo y negro, como un insecto pisoteado. Y no se movió, ninguno de sus resortes se estiraba como antes. Terminado. Se acabó. Oh Maga, y no estábamos contentos.


El texto de arriba es de Julio Cortázar. Rayuela, capítulo 1.
Este paraguas también murió dignamente en un terreno de siembra, nada de barranco.
Paraguas casual lo llamo yo. ¿Qué ventolera lo traería hasta este lugar?
Quise asociar el paraguas a un buitre que el día anterior había fotografiado.
Desajuste en el aterrizaje del buitre, porción de azar en el paraguas.
Sensación de agua, evaporación de carroña.
Curiosas situaciones en las que el viento colabora.
O como dice FIA NA ROCA en su tema: O sube la tierra o baja el cielo de su disco 'Aguardando a que pase algo'.
Quizá sea mejor mojarse el el amor (no confundir con amar).




lunes, 5 de abril de 2010

Cercén





Ya acudí con ciertas reservas al Museo Vaticano cuando estuve en Roma. Pude comprobar la larga cola que no hice al sacar la entrada por internet. Total, 19 euros. Una vez allí me di cuenta que el único interés por preservar un espacio tan delicado como la Capilla Sixtina eran esos 19 ó 15 euros, según se hubiese pasado por la red o por taquilla. Nada más entrar en las galerías del museo se observa la gran colección de tapices del siglo XV a XVII. Principalmente son tapices flamencos de procedencia del taller de Pieter Coecke. Alguna que otra escultura como las que he fotografiado también flanqueaban la entrada a la riada de gente que sólo atendía a un fin: llegar cuanto antes a una Capilla Sixtina donde los alfileres no hallarían ni espacio y donde las pinturas de Miguel Ángel empiezan a sufrir un serio desconche por algún sitio.
¿Y antes de llegar a la Capilla Sixtina qué? Desde luego que la primera estatua no podrá cometer actos impuros y de la segunda diría que buen vino se podría sacar de su racimo oculto. Sí se cómo ha entendido la Iglesia Católica el sexo escultórico. Cabría preguntarles su opinión por el sexo terrenal.
Sobre el sexo de los ángeles no sé que apuntaría dicha Iglesia.