jueves, 4 de junio de 2009

Ascenso




Como veis, no abandono los cementerios. Preciso, no abandono lo que despunta de ellos, la vida que acogen.

Cipreses en fervor de lanza.

Cipreses para dar miedo y así lo aseguro de cuando pequeña me decían de no acercarme al camposanto. Este cementerio es el de Madridejos que, junto a la nacional IV, uno pasa sin evitar verlo. Transitar es ya otra cuestión. Pero igual que no abandono los cementerios tampoco el cielo. Y si me dan una oportunidad trato de acercarme.

Aun por alto no diré que no he llegado.

Esas escaleras mecánicas de tan color relevante están junto al cementerio aludido. Se prestan a que te suban, a ser reina del color, a gestionar una nube.

Claro veo que el alto color
no entiende de muerte.