jueves, 1 de enero de 2009

Opciones



La única opción del tiempo es no parar y de ahí su jugo. Y su juego. Acabadas ya las uvas y sus delirios nos queda la razonable espera. Y llegará. Sabemos que la tierra siempre derrama su fruto, cultivado o no. Será el calor quién nos derive hacia un bocado pacífico, hacia esa sandía balompédica. Saldremos a demorarnos entre el agua cuando la sombra sea el aguante del sol. Será de agradecer cualquier brisa que desmonte su tenderete para avanzar. Y el sol será fuego preciso a mediodía. Llegará. Mientras, agradeceremos la lluvia y el gesticular constante de los ríos.