Ay luna que reluzes, Toda la noche m 'alumbres. Ay luna tan bella Alumbresme a la sierra; Por do vaya y venga Ay luna que reluzes Toda la noche m'alumbres.
La luna aquí. ¿Quién da más? Me refiero a luz. La luna como unicornio de luz, como la amapola blanca. La luna que nos cabe en el bolsillo y que nos tiñe de cielo. No me atrevería a decir nada de la luna si no fuese porque me provoca. Y yo la reto, sal y métete en mi ojo, serás por donde yo vea en la sierra cuando de casa salga. Asumimos el reto ambas.
¿Con qué la lavaré, la tez de la mi cara? ¿Con qué la lavaré, que vivo mal penada?
Lávanse las casadas con agua de limones; Lávome yo, cuitada, con penas y dolores.
Mi gran blancura y tez la tengo yo gastada ¿Con qué la lavaré, que vivo mal penada?
Hay una palabra que por mi tierra se utiliza mucho: chumeto/a. Se suele aplicar a aquella persona muy curiosa pero que no llega al estadio de cotillez morbosa. Y ahora me juzgaréis si yo soy chumeta o no. No tenía nada que ver con la novia ni con la boda. Ni era la reportera oficial. Eso sí, por mi cuenta y riesgo decidí hacer mis fotos extraoficiales. Decir de antemano que sí conocía a muchos invitados, pues la boda era en mi pueblo.
Y es que de una boda lo que siempre me ha interesado es el tirabuzón: esa lógica espiral del cabello que le aporta elasticidad y hasta un punto subversivo.¡Y anda si es postizo! No lo creo en este caso. Lo cierto es que el tirabuzón está para que te entren ganas de tirar de él y comprobar su capacidad de retroceso ya que las bodas son muy rígidas (menos las de Camacho, en el Quijote): que si el perdón de los pecados, que si el amor eterno, que si el arroz.
Y prueba de la importancia del tirabuzón es el afán de conjuntar al vehículo nupcial (en este caso no era un Citroën sino un Passat azul, esto va por los posibles Watson). Su tirabuzoncito blanco para que te dejen vía libre es esencial.
Al final, cuando la ceremonia concluye y ellos se van, el tirabuzón se entronca con las nubes, se difumina. Es como entrar en una felicidad tipo celeste. Y comieron perdices.
Ostras, un Rolls Royce. Éso pensé al doblar la calle. Con chófer y todo. ¿Quién será la esposa? ¿Dirán un sí hasta que el divorcio les separe? Pero el asunto para mí no eran los desposados sino el impecable coche que como espejismo me traslado al Rolls. Afiné la vista a ver si veía la Victoria de Samotracia y nada. Aquí quieren dar el pego, volví a pensar. Bajé la vista y me sobresalté: BBB. A ver, decidme, qué si no: bueno, bonito y barato. Las tres B de que contaba el cochecito nupcial. Y fue darme la vuelta y recrearme en la matrícula y en su marca francesa: CITROËN. Al final me di cuenta que en el costado de la iglesia, junto al porche (no la marca de coches, no confundamos más) alguien me observaba. Es lo que da el brillo: profundidad. Y también pensé si el marido no acabará cantando lo que ya los castrati cantaban lo que ahora canta la sublime Cecilia Bartoli(ved sino los 15 segundos que emplea para decir 'speranza', minutos 1.45 al 2.00).
Geminiano Giocamelli (1692-1740) Cecilia Bartoli
Sposa, non mi conosci.... Madre... tu non m'rammenti! Cieli, che feci mai! E pur sono il tuo cor... Il tuo figlio... Il tuo amor... La tua speranza!
Palra... ma sei infedel! Credi... ma sei crudel! Morir mi lascerai.. mi lascerai morir... o Dio, manca il valor e la costanza.
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Mi esposa no me conoce. Mi madre no me escucha. ¡Cielos, qué les hice! ¡Si yo soy su corazón, su hijo, su amor y su esperanza!
¡Les hablaré, pero no confían en mí! ¡Creo que son crueles! ¡Pues déjame morir, dejen me muera! Oh Dios, mi confianza y fuerza ha sido un error.
Donde vas dicen que hay elefantes. Dicen que aprendieron a quedarse inmóviles para evitar ser capturados.
Creí oírlos barritar antes de entrar en ese bosque. Anduve entre los troncos de los árboles y me paré. Un corazón desproporcionado se batía cerca de mis orejas; allí nada se movía. Dudé por un momento si tocar a aquellos troncos. Sí, en cambio, los rodeé. Me privó su camuflaje verde. El corazón los delata, pensé. Mi corazón también se batía en un precipicio de gozo. Intuí que verlos y no tocarlos era la mejor opción.
Enroscarse es una buena opción. Comprar muelles también: Muelles ROS, calle Ronda de Atocha, nº 16, Madrid. Todos los muelle imaginables, dorados, mínimos. Elásticos todos. ¿Habéis pensado en un muelle no elástico? ¿Habéis pensado en desenredados? Me enseñaron la palabra torzal y yo soñaba con algo abrigado, con un fuego concentrado, epitelial. Quise tener una casa donde los caracoles supiesen divagar sobre la velocidad de la pasión. Hallé caparazones lentos, hallé silencios obcecados. Pero para éso estoy, para fumigar todo aquello que anquilose. Amig@s, vénganse junto a mi elasticidad. Hoy toca lanzarse. Los viajes tienen su inercia y su equipaje, mínimo si se quiere, pero al menos el cuerpo. Bienhallados, sigamos con la espiral.
Un muelle (Pauline en la playa, disco: Física del Equipaje)
Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos. Oh Maga, en cada mujer parecida a vos se agolpaba como un silencio ensordecedor, una pausa filosa y cristalina que acababa por derrumbarse tristemente, como un paraguas mojado que se cierra. Justamente un paraguas, Maga, te acordarías quizá de aquel paraguas viejo que sacrificamos en un barranco del Parc Montsouris, un atardecer helado de marzo. Lo tiramos porque lo habías encontrado en la Place de la Concorde, ya un poco roto, y lo usaste muchísimo, sobre todo para meterlo en las costillas de la gente en el metro y en los autobuses, siempre torpe y distraída y pensando en pájaros pinto o en un dibujito que hacían dos moscas en el techo del coche, y aquella tarde cayó un chaparrón y vos quisiste abrir orgullosa tu paraguas cuando entrábamos en el parque, y en tu mano se armó una catástrofe de relámpagos y nubes negras, jirones de tela destrozada cayendo entre destellos de varillas desencajadas, y nos reíamos como locos mientras nos empapábamos, pensando que un paraguas encontrado en una plaza debía morir dignamente en un parque, no podía entrar en el ciclo innoble del tacho de basura o del cordón de la vereda; entonces yo lo arrollé lo mejor posible, lo llevamos hasta lo alto del parque, cerca del puentecito sobre el ferrocarril, y desde allá lo tiré con todas mis fuerzas al fondo de la barranca de césped mojado mientras vos proferías un grito donde vagamente creí reconocer una imprecación de walkiria. Y en el fondo del barranco se hundió como un barco que sucumbe al agua verde, al agua verde y procelosa, a la mer qui est plus félonesse en été qu'en hiver, a la ola pérfida, Maga, según enumeraciones que detallamos largo rato, enamorados de Joinville y del parque, abrazados y semejantes a árboles mojados o a actores de cine de alguna pésima película húngara. Y quedó entre el pasto, mínimo y negro, como un insecto pisoteado. Y no se movió, ninguno de sus resortes se estiraba como antes. Terminado. Se acabó. Oh Maga, y no estábamos contentos.
El texto de arriba es de Julio Cortázar. Rayuela, capítulo 1. Este paraguas también murió dignamente en un terreno de siembra, nada de barranco. Paraguas casual lo llamo yo. ¿Qué ventolera lo traería hasta este lugar? Quise asociar el paraguas a un buitre que el día anterior había fotografiado. Desajuste en el aterrizaje del buitre, porción de azar en el paraguas. Sensación de agua, evaporación de carroña. Curiosas situaciones en las que el viento colabora. O como dice FIA NA ROCA en su tema: O sube la tierra o baja el cielo de su disco 'Aguardando a que pase algo'. Quizá sea mejor mojarse el el amor (no confundir con amar).
Ya acudí con ciertas reservas al Museo Vaticano cuando estuve en Roma. Pude comprobar la larga cola que no hice al sacar la entrada por internet. Total, 19 euros. Una vez allí me di cuenta que el único interés por preservar un espacio tan delicado como la Capilla Sixtina eran esos 19 ó 15 euros, según se hubiese pasado por la red o por taquilla. Nada más entrar en las galerías del museo se observa la gran colección de tapices del siglo XV a XVII. Principalmente son tapices flamencos de procedencia del taller de Pieter Coecke. Alguna que otra escultura como las que he fotografiado también flanqueaban la entrada a la riada de gente que sólo atendía a un fin: llegar cuanto antes a una Capilla Sixtina donde los alfileres no hallarían ni espacio y donde las pinturas de Miguel Ángel empiezan a sufrir un serio desconche por algún sitio. ¿Y antes de llegar a la Capilla Sixtina qué? Desde luego que la primera estatua no podrá cometer actos impuros y de la segunda diría que buen vino se podría sacar de su racimo oculto. Sí se cómo ha entendido la Iglesia Católica el sexo escultórico. Cabría preguntarles su opinión por el sexo terrenal. Sobre el sexo de los ángeles no sé que apuntaría dicha Iglesia.
El domingo en el tiempo de espera del aeropuerto cogí el periódico para leer. Leí esta noticia sobre Arzak. Borja Hermoso nos traslada en un momento unas palabras de Arzak que me parecieron interesantísimas para andar por el mundo, sobre todo para quienes nos gusta imaginar y sorprendernos. Las reproduzco:
Para el sobresaliente hay un secreto que, lejos de tener guardado en una caja oculta, exhibe con placer en cuanto se le pregunta por ello: "Se trata de mirar el mundo con ojos de cocinero, siempre. A ver, por ejemplo, yo estoy un día en la cocina pensando en que tengo que hacer un huevo escalfado. Salgo a la calle. Veo a un chico peruano en la Parte Vieja haciendo un graffiti. Digo ¡ostras! Me voy donde las Benegas (propietarias de una perfumería de toda la vida de San Sebastián), les pido dos sprays vacíos, dentro del spray meto zumo de perejil y salsa de chipirón, le doy caña, ¡ffff-ffff!, y sale negro y verde. Perfecto para el huevo. El día que pierda la capacidad de asombro me retiro. El día que deje de pensar como un niño lo dejo. Si piensas como un niño, el mundo no se acaba. Y si llega un día que eso te aburre, márchate, tío".
Y ahora diréis, ¿y qué tiene que ver lo que dice Arzak con esta papelera, situada en el recinto del Palacio/Foro romano, donde unos colgajos de plástico cuelgan de la bolsa? Pues tiene que ver con las palabras seleccionadas por mí en cursiva y en negrita. Alguien muy pegadito a mí me dijo: 'Mira, mamá, una medusa'.
Os dejo en el mar proceloso de estos días. Proceloso empieza igual que procesión.
¿A que no vamos a dejar de bailar esta Ciranda?
Ciranda da Bailarina Adriana Calcanhoto Composição: Edu Lobo / Chico Buarque
Procurando bem Todo mundo tem pereba Marca de bexiga ou vacina E tem piriri, tem lombriga, tem ameba Só a bailarina que não tem E não tem coceira Verruga nem frieira Nem falta de maneira Ela não tem
Futucando bem Todo mundo tem piolho Ou tem cheiro de creolina Todo mundo tem um irmão meio zarolho Só a bailarina que não tem Nem unha encardida Nem dente com comida Nem casca de ferida Ela não tem
Não livra ninguém Todo mundo tem remela Quando acorda às seis da matina Teve escarlatina Ou tem febre amarela Só a bailarina que não tem Medo de subir, gente Medo de cair, gente Medo de vertigem Quem não tem
Confessando bem Todo mundo faz pecado Logo assim que a missa termina Todo mundo tem um primeiro namorado Só a bailarina que não tem Sujo atrás da orelha Bigode de groselha Calcinha um pouco velha Ela não tem
O padre também Pode até ficar vermelho Se o vento levanta a batina Reparando bem, todo mundo tem pentelho Só a bailarina que não tem Sala sem mobília Goteira na vasilha Problema na família Quem não tem
Procurando bem Todo mundo tem...
TRADUCCIÓN
Rueda de bailarina Edu Lobo - Chico Buarque/1982 Traducción : Victor Manuel San Jose
Si averiguan bien todo el mundo tiene piojos marca de viruela o vacuna tiene escarlatina, lombrices o diarrea en la bailarina no lo ves No tiene granitos verruga o sabañones ni falta de sentido, no le ves
Si investigan bien quien no se hace porquerías no se baña cuando debía todo el mundo tiene un pariente medio tuerto en la bailarina no lo ves Ni las uñas sucias ni diente con comida ni rastro de una herida no se ve
Si averiguan bien quien no tiene una legaña o mas de una por la mañana Hay enfermedades que nunca se confiesan que en la bailarina no se ven Miedo de subir puede Miedo de Caer puede Vertigo al vacío ante los pies
Confesando bien todo el mundo hace pecado en cuanto la misa termina Todo el mundo tiene un primer enamorado en la bailarina no lo ves Sucio tras la oreja, bigote de grosella braguita un poco vieja no le ves al padre tambien se le suben los colores cuando el viento le alza la bata
Si investigan bien cuando hay aires que se escapan no hay sospecha que ella pueda ser Medias con tomates, sudor insoportable pasado inconfesable no le ves Si averiguan bien todo el mundo tiene piojos en la bailarina no se ven
Elecciones regionales en Italia. Via Cavour, Roma. Andaba por la calle y vi cómo recogían los trastos de pegar carteles estos dos señores. Me dije, más adelante hay otro sitio de carteles. Carrera y a por ellos. Me miraron con sospecha: '¿A qué coños le interesa a esta tía que nosotros pegemos carteles?' Yo les hice una señal como queriéndoles decir que siguieran. Y siguieron. Desde luego la política no sólo trae cola sino que tiene cola. Y a chorreones.
Ellos extendieron la cola y yo ajusté la claridad. Gargano es de la Bonino, es decir, del 'centrosinistra'. Los de derechas llaman a la Bonino 'lider radical' (lo pude comprobar en una foto de ella en el periódico gratuito 'Metro') pero si pudieran dirían que es de 'centro-siNIEStra, seguro.
El compañero arrea con un cartel de la Renata Polverini. No sé si será la fuerza del cambio, pero apellido para no olvidar sí tiene. Polverini.
Así son los políticos: contigo. Implicar al receptor, creo que se llama en publicidad.
Lo que yo no sabía es que vallas más tarde me encontraría a la Polverini con Il Cavalieri. Evidente que a quien más votan gana.
Renata, bonita, puede seducirme tu apellido, tu compañía en absoluto. Te lo digo en confianza.
Los resultados según el titular de un periódico español acentúan una pírrica victoria de la izquierda. No obstante, seguro que las votaciones traen cola y cambio.