viernes, 2 de enero de 2009

Helicoidal




Fin de año y año nuevo, o año reiterado, dan para muchas secuencias. Una que no falla es la del emplead@ municipal barriendo parte de lo que somos.
Iba a hacer un soneto al confeti, pero dejémoslo sólo en el primer cuarteto y en el primer verso del último terceto. Vaga estoy y no continúo no por no querer sino por haber dado por resuelto mi pensar. Ánimo, y que otros sigan.

CONFETI

Confeti, ya del año eres ausencia
y acabas yendo, fiel, a la basura.
Helicoidal, lógica es tu premura
de bajar y ser sencilla secuencia.

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Como leve es tu paso por el aire
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jueves, 1 de enero de 2009

Opciones



La única opción del tiempo es no parar y de ahí su jugo. Y su juego. Acabadas ya las uvas y sus delirios nos queda la razonable espera. Y llegará. Sabemos que la tierra siempre derrama su fruto, cultivado o no. Será el calor quién nos derive hacia un bocado pacífico, hacia esa sandía balompédica. Saldremos a demorarnos entre el agua cuando la sombra sea el aguante del sol. Será de agradecer cualquier brisa que desmonte su tenderete para avanzar. Y el sol será fuego preciso a mediodía. Llegará. Mientras, agradeceremos la lluvia y el gesticular constante de los ríos.

miércoles, 31 de diciembre de 2008

Merma





Somos agua evaporada. Tres de octubre, veintiséis de noviembre, veintiséis de diciembre. Son las fechas de las fotografías. Han mermado y éso es lo que me interesaba, la merma, no como metáfora nuestra, que seríamos más dulces siendo pasas con el paso del tiempo, sino como realidad estética. Ya casi apenas noto aquélla, el racimo se ha ido quedando con sus azúcares, su piel y su hueso.

Menos de dos meses llevo yo con vosotros, compañer@s. No creo en el corte del tiempo y sí en el nuevo ciclo de la Tierra con respecto al Sol lo cual no me priva el invitaros a que cojáis unas cuantas, hay de sobra, más o menos dulces. Comerlas ya si os gustan. Agradecida, os espero sin apenas merma.

sábado, 27 de diciembre de 2008

Confianza



Cuando andas por el campo y se te posa un pájaro no puedes dudar. Porque se te posa para ti y, si no es así, eres tú quien te debes posar para detener ese vuelo el mayor tiempo posible. Ésa es una máxima ornitológica, o al menos así yo lo pienso. Esta alondra fue muy oportuna por darme diez segundos y doce metros de confianza. Ella eligió el decorado. Entre unas pajitas tronchadas y sobre una roca llena de líquenes. Y la pose, dándome la espalda pero sin perderme de vista. Al ver la foto pienso que soy una afortunada por tener a una alondra más en una composición genuina: las pajitas la enmarcan a propósito con sus triángulos, son penachos naturales de hierbas secas. Y averiguo también en mí que esforzar el vuelo es una manera de detenerse. Gracias por tu reposo, alondra.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Alabanza




Donde hubo fuego ahora hay una construcción que mide la distancia de todo el humo comprimido. Chimenea, nido y pararrayos. El fuego ya no vive, el vuelo se alza.
¿Cuándo calcula un ave que el humo cesa y que la base es suya? Vida, como tapón de fuego. ¡Genial!, alabo este encuentro saturado de altura y lo fotografío. Siento arquitectura, siento la tormenta desviada. Queda la foto como un aporte mínimo; la grandeza sería estar frente a esa chimenea, atizar a los ojos y revolver los significados.

martes, 23 de diciembre de 2008

Inercia




Prometí los chopos y aquí están. Diría más bien mis chopos dorados a la tarde. Mis dos chopos. Dos chopos en un pueblo de Segovia, el pueblo de mi padre. Un pueblo cargado de espíritus. Respondo así a la inercia otoñal de los últimos días. Aun daré una foto más con olor. Pero éstas responden a una quietud secreta y sabia. Esos chopos han estado junto a un caz que vinculó por primera vez al pueblo con la luz. El agua circuló durante años junto a ellos para ir a dar a un molino. Pan y luz. Hoy ya, todo deteriorado, ni pan ni luz; ruinas a cambio. Pero allí están sobre el rumbo sereno de una historia minúscula.

Rescoldo




Aunque utilice para el título la palabra rescoldo, no quisiera dar pie a una metáfora. No hay fuego. Es una secuencia de un atardecer frío. Pero hubo fuego el año pasado. Unas tierras de rastrojo simplemente y una carrasca entre un montón de piedras. La carrasca se está recuperando pero no se aprecia en la foto. Bastaría con acercarse de día para observar sus delicados vástagos. Hay fotos que te capturan a ti antes que tú a ellas. Son sucesos fotográficos. En este caso fue un simple paseo por mi pueblo y el recuerdo del fuego del verano pasado. El atardecer avivó los rescoldos.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Tránsito





¿Damos por finalizado el otoño? Aun hay algunos chopos persistentes en retener a sus hojas. No es el caso de los ejemplares que presento. En ocre, el arce y, nevados, los pinos. Dará tiempo para unos sugerentes chopos. Astronómicamente hoy ya es invierno. No importa, cuentan las sensaciones. Y es que este año ha sido pródigo en colores y de ello nos hemos aprovechado quienes nos gusta mirar. La foto ya es una cuestión de vagabundos de la cámara. Desde un parque natural a un árbol cercano a tu casa encuentras color. Raudales de color. Esa sensación de no oprimir a ninguna imagen es la que me gusta, ya te hablará el momento. Como el del momento nevado de hace unas semanas en el puerto de Navacerrada. Último momento de la tarde, sin parar el coche, desde el arcén.

Mi agradecimiento a tod@s los que se han acercado a este terreno.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Envidia





Siento envidia por ese árbol. Cada año es el primero en mostrarse así, con ese amarillo veloz, como a mí me gusta llamarlo. Amarillo que arranca de verde y concluye en ocres. Se acaba el otoño y ya estamos llenos de nieve. Y yo he querido traer aquí a mi árbol como estaba a principios de octubre. Lo traigo con un poema ceñido.

Poema ceñido a un árbol

Afluente sabio, no impostor, alcanzas
un periodo tan dichoso, tan mimbre,
envergadura y caudal de tu timbre,
que ojos, de ese amarillo, gozan lanzas.

Parada, te miro y te me avalanzas
como fuego que tú eres, todo lumbre
en color acechante, todo urdimbre,
escogiendo de ti todas las danzas.

Es un pulso a la luz, un hondo riego
dispuesto a voltear toda afonía,
síntoma claro de pasar por ciego.

Sé amplio, duradero, pura anarquía,
a todas voces, procura sosiego,
nada prives al color, amnistía.

martes, 16 de diciembre de 2008

Intrusa





Calle Jerez, esquina Paseo de la Habana, Madrid. Ese día es de los que cojo una calle de Madrid y ando. Dice Alberto García Alix que el alma de la fotografía es el encuentro. Yo añadiría que el alma de otras muchas cosas también es el encuentro. Y es que, cuando llegué a la esquina de esa calle pequeña, se acababa de poner el semáforo en rojo. Y un señor salió a pedir. Una cara que no parecía de aquí, española. Y lo que capté fotográficamente fue algo atropellado: el señor pidiendo, un autobús escolar, unos niños sonrientes, y una solicitud. El encuentro me pareció inédito porque el hombre se entretuvo con los niños que lo debían conocer ya de otras veces, por el aspecto tan familiar de la sonrisa. Cuando el semáforo se puso verde, recibí una solicitud callada: 'no, por favor'. Sólo bastó el gesto y continué el camino. Ante esas fotos me veo como una intrusa pero detecto un alma de sinceridad: el encuentro entre el señor y los niños.