Celui dont les pensers, comme des alouettes, Vers les cieux le matin prennent un libre essor, -Quin plane sur la vie et comprend sans effort Le langage des fleurs et des choses muettes!
Aquel cuyas ideas, cual si fueran alondras, levantan hacia el cielo matutino su vuelo -¡Que planea sobre todo, y sabe sin esfuerzo, la lengua de las flores y de las cosas mudas!
Fragmento de 'Élévation' De Charles Baudelaire, Las flores del mal Traducción Antonio Martínez Sarrión
Estaré quieta sujetando a los cormoranes. Quizá ellos me eleven y me extiendan. Podré entonces demorarme y ver todo desde arriba. Querría ser ave, albatros o jilguero, alondra, o cualquiera. Mi gesto estaría relleno de aire.
I am a bird girl I am a bird girl I am a bird girl I am a bird girl now
I've got my heart Here in my hands I've got my heart Here in my hands now
I've been searching For my wings I've been searching For my wings some time
I'm gonna be born I'm gonna be born Into soon the sky I'm gonna be born Into soon the sky
'Cause I'm a bird girl And the bird girls go to heaven I'm a bird girl And the bird girls can fly Oooh Bird girls can fly Bird girls can fly Bird girls can fly
Sobre una fértil historia de amor que pasó no me gusta volver, pero vuelvo, en su más estricto sentido fotográfico. La primera foto es del día dos de noviembre de dos mil siete, la segunda, del dos de mayo de dos mil ocho. Seis meses transcurren de una foto a otra. La del barbecho fue la que él me mandó. Te mando esa foto, me dijo, es de mi pueblo, Castillejo Sierra, Cuenca. No me dijo más sobre el lugar. Le prometí que no nos veríamos hasta que yo no fuese a fotografiar el mismo lugar hasta la primavera. Un pueblo pequeño ese de Cuenca, mínimo pero bello. Observé su foto y me dí cuenta de detalles evidentes como las hojas de chopo en el primer plano con lo que deduje que había un regato junto al lugar desde donde se había tirado la foto. Luego, casar el lugar fue sencillo a través del programa de google earth. Pues allí que fui, transcurridos seis meses, y desde lo alto del pueblo vi bien el lugar y la forma. Llevaba su fotografía en la memoria. Y llevaba también la multitud de cartas que nos arrastraban día tras día a través de la red, red, ésta por la que nos leemos y la pasional. No tuve que hacer muchas fotos, me sabía el lugar de memoria. Cuando yo se la mostré, nos acabamos viendo, en un bar, un sólo día, escasamente media hora, le entregué un libro de Jacobo Cortines como regalo, un libro titulado 'Consolaciones' donde la relevancia del campo es el tema principal. Ya no nos volvimos a ver. Había cerrado el puzzle con esa foto mía y con ella una etapa que volvería a reivindicar.
Durante esa etapa, Cecilia Bártoli nos acompaño gratamente.
AMINA Ah! non credea mirarti Sì presto estinto, o fiore; Passasti al par d'amore, Che un giorno sol durò. Che un giorno sol, ah sol durò.
(Piange sui fiori.)
ELVINO Io più non reggo...
AMINA Passasti al par d'amore...
ELVINO ...Più non reggo a tanto duolo.
AMINA ...Che un giorno, che un giorno sol durò. Potria novel vigore Il pianto mio recarti... Ma ravvivar l'amore Il pianto mio, ah no, no non può. Ah non credea, ... Passasti al par d'amor, ecc.
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AMINA ¡Ah! No creí que tan pronto secas os vería, oh flores: os marchitasteis como el amor, que un solo día duró. que un solo día, ¡ah! Uno sólo duró.
(Llora sobre las flores)
ELVINO No puedo soportar...
AMINA Os marchitasteis como el amor...
ELVINO ...no puedo soportar tanto dolor.
AMINA ... que un día, un solo día duró. Podría nueva vida concedernos mi llanto, mas reavivar el amor mi llanto ¡ah! no puede, no. ¡Ah! No creía... Os marchitasteis como el amor, etc.
Juan Farias, excelente poeta del tiempo, de la mar, de las personas, del recuerdo, tiene publicados muchos libros infantiles. Muchos buenos libros, sin edades, para todos los que amen el buen hacer. En uno de ellos, 'Gallego a la orilla del mar', dice sobre lo vecinos de la aldea:
'Cada vecino tenía una vaca o dos, todos criaban un cerdo para la matanza y tenían gallinas. Según el viento, la aldea olía a mar o a establo.'
Desde niña he visto este acontecimiento de la matanza como algo acogedor. Sí, sé que matan a un cerdo, que lo retienen, que chilla y que muere. Las matanzas se hacían con mimo, todo el mundo colaboraba, era un festín, gastronómico y de unión. Pero las matanzas están llegando a su fin. Envejecimiento de quienes la llevaban a cabo, ya no se crían esos cerdos, hasta se denuestan sus grasas. Por eso he querido presentar esta secuencia de, probablemente, una de las últimas matanzas que presenciaré. Para mí esta sangre es como si fuera el inventario de un hacer, de unas gentes que las he ido viendo hacerse cada vez con más edad, de un momento que llenaba la ilusión de las fechas invernales. Lo siento, pero la cámara, cuando disparaba, presentía una parálisis. Se la estaba transfiriendo yo.
Cinco días han transcurrido desde la primera imagen a la última. Es la vista que tengo desde mi ventana. No puedo quejarme y sí preguntarme tomando como metáfora una de las partes de las fotos: ¿nos gusta caminar en zigzag, preferimos la pendiente y lanzarnos, nuestra alegría también es en zigzag? ¿Zigzag ascendente o descendente? Zigzag para subir de una manera cómoda a esos cerros desde los que se divisa todo Madrid. Me atrapa esa forma de ascender muy utilizada en la montaña cuando los desniveles son muy elevados. Alegre sí estoy por esta entrada de la nieve en la capital, ante todo la apoteosis del martes. Ya la alegría mengua cuando una abre la ventana al mundo. ¿Pesimismo? Probablemente.
La sola idea de posar siempre me ha espantado. Posar yo, entendámonos. Y sobre que otros posen tengo grandes reservas. Retratar a alguien depende más de la persona que se va a exponer que del fotógrafo. Si he comenzado con la fotografía de la poetisa uruguaya Idea Vilariño es por intentar validar lo que pienso. Sin conocerla, creo que ese retrato tiene lo que debe tener uno bueno: capacidad de diálogo con quien lo mira, ve o ausculta. Siempre que lo veo me interroga.
'Idea Vilariño miraba como emboscada en el interior de sí misma, y rodeada de gente parecía tan a solas como en esa habitación que es el espacio visible o implícito de casi todos sus poemas: la habitación del insomnio, la de la soledad al mismo tiempo orgullosa y desgarrada, la del amor furioso y sobre todo la de la ausencia y la rememoración pasional y desengañada del amor, la habitación de no esperar nada y sin embargo seguir esperando unos pasos en la escalera y unos golpes en la puerta, debajo de la cual se ha encendido a deshoras la luz del descansillo.
Idea Vilariño tiene, a diferencia de quienes la rodean, una conciencia muy clara de estar posando, una actitud de mirada intensa y presencia ensimismada y letárgica que parece aprendida de Virginia Woolf o Greta Garbo o Juliette Gréco: la musa distinguida y pálida que toma de pronto las riendas de su propia vida...'
Estas palabras son del escritor Antonio Muñoz Molina en un artículo que la dedicó. Revelan para mí la principal virtud que tenía Idea de darse en un retrato.
Esa señora que sale conmigo en la foto se llama Teresa. La conocí de una manera muy especial durante las fiestas de su pueblo. Me pareció un rostro singular y me embobé mirándola antes de fotografiarla. Directamente me dijo: '¿Qué me estás pensando?' Y con toda sinceridad le dije que pretendía hacerle una foto. Se la hice, me explicó su vida, su dedicación a una churrería. Hablaba menudo. Quise una fotografía con ella y el azar quiso que tuviese la función de disparo múltiple activada y que quien disparó no tuviese mucha idea. Y al final selecciono su rostro, porque en el mío no confío. Teresa siempre tendrá acomodo en una foto. Como Idea Vilariño. No interpretan, son tal cual, con todo el alma volcada. Saben posarse.
A la ya extensa entrada dejo este poema de Idea, que bien la refleja:
YA EN DESNUDEZ TOTAL
Ya en desnudez total extraña ausencia de procesos y fórmulas y métodos flor a flor, ser a ser, aún con ciencia y un caer en silencio y sin objeto.
La angustia ha devenido apenas un sabor, el dolor ya no cabe, la tristeza no alcanza.
Una forma durando sin sentido, un color, un estar por estar y una espera insensata.
Ya en desnudez total sabiduría definitiva, única y helada.
Luz a luz ser a ser, casi en amiba, forma, sed, duración, luz rechazada.
Ahora sí asoma la tierra su pentagrama. Han pasado tres días y la generosidad de la nieve aún perdura. Tirada a la misma hora la foto. Ya se oían los coches de la autovía de Valencia de fondo, ese viaje inevitable del ruido. Los pájaros también derivaban en canto; la nieve les había ocultado su sustento y ya lo tenían al descubierto. También miraba por la cámara con cierto descontento. Pero estaba satisfecha. Llegarme a abrumar el silencio y retornar a la cotidianidad. No sé si con el retorno nos remansamos o bien digerimos la pérdida del momento exclusivo, o las dos cosas.
Nieva y es un acontecimiento. Nieva en la capital y es un suceso. Pero si nieva reconozco que abro camino hacia ella. La tengo a ambos lados de la carretera. Voy camino de Arganda, camino de sus campos ocultos que aún dan vides y olivos. Todo es nieve y baja temperatura. Hablamos de silencio cuando estamos en el campo, máxime si está nevado. Y así creo en su predominio, pero la audición del mismo requiere pararse y mirar alrededor y por qué no decir, la blancura que hoy me convoca es altamente recomendable. Y llevas los ojos llenos de la avalancha de ese blanco purísimo sobre el que tú has iniciado la pisada. La cámara será quién capte la imagen, tú luego le añadirás el silencio.
Alguna vez atraviesas umbrías en la sierra donde el musgo todo lo abraza. Pisas sobre él, como sin querer, y notas la delicada absorción en cada uno de tus pasos. Casi hasta notas herirlo y por éso lo sorteas. Otras veces te lo encuentras entre zonas donde el debate con la luz es mayor, el musgo es otra variedad, más abierto, más volteante, más hacia ti. Pero siempre el musgo será una peripecia estelar en la sombra. He pretendido captar esa delicadeza con la cámara que, me atrevería a decir casi comestible. Entre tanta blancura que hoy nos ha acometido destaco el brío de ese verde hoy amorosamente cubierto.
No es que el invierno atenace el color, al contrario, lo espera. Invierno invierte. Su dedicación por excelencia es la nieve, por ello resalta más esta estación que repara en el frío.La breve pradera morada ahora es nieve serena. Vendrá junio y alzará ya del todo hasta extinguirse. El color entonces remonta, levanta y, por qué no, refresca. Un finísimo morado es ése, captado en alto del valle de Iruelas. Como si de caudales fotográficos de tratara, la cámara los capta y los invierte a lo largo del tiempo. Es ahora cuando he decidido hacer el reintegro: vuelve a estar todo el encuentro que protagonicé y que sentí: levedad al ver y tocar la vegetación con el dorso de las manos. Vuelve con el mismo porcentaje de entusiasmo, lo cual es garantía de buena inversión.
'Levanté la cámara, fingí estudiar un enfoque que no los incluía, y me quedé al acecho, seguro de que atraparía por fin el gesto revelador, la expresión que todo lo resume, la vida que el movimiento acompasa pero que una imagen rígida destruye al seccionar el tiempo, si no elegimos la imperceptible fracción esencial. No tuve que esperar mucho.'
Las babas de diablo, Julio Cortázar. (La negrita es mía)
No tuve necesidad de ir al estudio a revelar las fotos para darme cuenta que el libro que estaba leyendo el hombre de la foto era 'El diablo de la botella y otros cuentos' de R. L. Stevenson, pero sí que tuve que ampliarlas para advertir que lo que creí en un momento una botella de vodka no era sino un bote de espárragos, marca Lodosa y de denominación de origen. Sobre las bolsas podemos apreciar el origen, no su contenido. Quiéralo o no, el diablo tuvo que ver en esta secuencia. Cuando paseaba junto al Teatro Real y vi al hombre leyendo me dije: 'en esas condiciones y leer'. Pues sí, me senté en unas mesas de una terraza para sujetar la cámara y fotografiarlo. Y pasaba las páginas, y le vi con los ojos abiertos. A ver, Sofía, 'en esas condiciones y leer', pero tú que sabes de sus condiciones, por estar tumbado y apreciar lo que creíste una botella ya piensas que es un borracho tirado y que no puede leer, que sepas que aún borracho podría leer. Tienes razón, pero me vas a arremeter otra vez pues pensé, 'pero qué libro estará leyendo', yendo mi mente hacia alguna morralla comercial. A ver, Sofía, tú crees que un libro de ésos que tú piensas merecería estar tirado en la calle, son libros señoritos ésos. ¡Stevenson! 'El diablo de la botella y otros cuentos! Sofía, Sofía, mira más y piensa menos. Ya en casa recordé esa hermosa película de Michelangelo Antonioni titulada 'Blow up' donde su protagonista Thomas, fotógrafo profesional, descubre un asesinato tras revelar y ampliar unas fotos que había tirado en un parque londinense. Pero ya dije que el diablo andaba en esta secuencia del hombre leyendo. La película de Antonioni está basada en un magistral cuento de Julio Cortázar llamado 'Las babas del diablo'. ¿Lo veis, el diablo? La cámara de fotos, amig@s, se comporta a veces como un microscopio de precisión para analizar cada detalle, cada letra escrita, cada movimiento imperceptible que tú ni sabías que estaba ahí. Vista así, cada foto es como si entrase en un laboratorio de biología donde cada gránulo digital es un ser vivo.
Reconozco que esta fotografía ha sido para mí como un regalo con algo pendiente: no me conformaré con la foto y cuando pueda y no distraiga la nueva lectura del hombre iré a hablar con él. La 'almohada' sobre la que estaba recostado no era una almohada normal. Pero sobre eso no quiero ni pensar.
Os dejo como regalo este cuento de Cortázar de imprescindible lectura, más si quien lo lee es amante de la fotografía: http://www.juliocortazar.com.ar/cuentos/babas.htm
Y otro regalo imprescindible es el cuento de Stevenson cuyo enlace también dejo: http://es.wikisource.org/wiki/El_diablo_de_la_botella
Mejor leerlo en papel, por lo de la calma, la vista. P.D. Yo haría lo que el contramaestre del cuento de Stevenson, no vendería ya la botella.