- Día de la ira, aquel día
- en que los siglos se reduzcan a cenizas;
- como testigos el rey David y la Sibila.
- ¡Cuánto terror habrá en el futuro
- cuando el juez haya de venir
- a juzgar todo estrictamente!

El texto que encabeza las fotografías de las cruces no es otro que el de la traducción del latín del texto de Tomás de Celano escrito como himno para la Misa de requiem. Mozart, entre otros compositores lo puso música. Otros lo han cantado.
Y si Alonso Quijano vio gigantes en vez de molinos, yo, Quijana de pro, veo cruces en vez de salidas de humo de la autopista de la Coruña, a la altura del puerto de los Leones. E imagino esas cenizas de ese día, directas o metafóricas. E imagino que, o retrocedemos ya o nos quemamos. Y vayan pensando que Cristo no será precisamente quien nos salve. Y que el juez que juzgue todo estrictamente será severo. Y que la condena ira más allá del infierno.
Elijan ahora, mientras, el Dies Irae que prefieran. Otro como Mozart tardará en llegar.
4 comentarios:
¿Retroceder?, ¿a dónde si no hay futuro?
parece la cruz del valle de los Caídos desarbolada, como una promesa de futuro...
Jopé!
Quijana,
con otra cruz hemos dado.
Nuestro rico mundo
ya huele a chamusquina.
pero aún hay muchos
que respiran Chanel Nº5.
¿Los bancos suizos
guardarán
pan?
La madre Tierra no puede más.
Confutatis maledictis!
O respetamos
o reventamos.
Todos.
Esta vez,
hasta las ratas más astutas.
¿O tienen ésas queso de reserva?
Y no anuncio otra revolución,
para lo que han servido...
¡Por los clavos de Cristo, mi Señora Quijana, ya la ha vuelto a confundir el Mago Frestón! Pero no le falta razón, mi señora, que de tanto humo la confusión es clara y no nos dexa ver cuan cruzados andamos y en que encrucijadas estamos.
P.D.
No se olvide de mi Insula, mi señora.
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