

Un claro parentesco el de nuestras piernas,
una voz en on nuestras pisadas,
con una rueca hilamos distancias y quietudes,
después ya haremos un jersey por si el frío.
Andar por la calle, por el mercado de la fruta,
desandar todos los adoquines que hemos contado,
y sobre todo, no correr,
no correr, porque la sombra jamás admite
gato por libre.
2 comentarios:
las prisas no son buenas ¡¡¡
Sí, Miquel, entra dentro de los dichos. Si nos referimos a los artesanos cierto, las prisas son enemigas. Hay que dejar que el pegamento cuaje.
Pero hay huidas que son necesarias. Díselo a una gacela frente a un guepardo.
La mala sombra nunca me gustó.
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