jueves, 4 de junio de 2009

Ascenso




Como veis, no abandono los cementerios. Preciso, no abandono lo que despunta de ellos, la vida que acogen.

Cipreses en fervor de lanza.

Cipreses para dar miedo y así lo aseguro de cuando pequeña me decían de no acercarme al camposanto. Este cementerio es el de Madridejos que, junto a la nacional IV, uno pasa sin evitar verlo. Transitar es ya otra cuestión. Pero igual que no abandono los cementerios tampoco el cielo. Y si me dan una oportunidad trato de acercarme.

Aun por alto no diré que no he llegado.

Esas escaleras mecánicas de tan color relevante están junto al cementerio aludido. Se prestan a que te suban, a ser reina del color, a gestionar una nube.

Claro veo que el alto color
no entiende de muerte.


7 comentarios:

virgi dijo...

Precioso resultado, Sofía. Todo se alza buscando otros niveles, otras luces, otras alturas.
Unos con su elegante porte, otras serpenteando entre el aire.

XuanRata dijo...

Podría decir que los cipreses son las cucañas de los muertos pero no, no puedo dejar de mirar esas plataformas desplegables a punto de iniciar una danza que terminará sin duda en un revolcón de colores por el suelo.
Con esas escaleras de color no hay repoker que le pueda a uno.

JosepMª dijo...

Los cipreses son árboles bellísimos.
Sí que adornan los cementerios, pero éstos no son lugar de miedo, sino de reposo.
Nuestras ermitas también se adornan con cipreses.
En Catalunya, en las masías, tres cipreses son señal y aviso de bienvenida y acogimiento.
Mi abuela ponía unos tacos de madera de ciprés dentro de los armarios, entre las sábanas plegadas, para perfumarlas.
Solamente los cambiaba cuando maduraban los membrilllos.

Para subir al cielo se necesita una escalera larga.
Y otra cortita.

Salut, acechantes (in)discretos.

Merce dijo...

Que contraste, las escaleras, los cipreses y el cementerio, arriba, arriba, abajo mmmm yo me quedo arriba, aunque todo lo que sube baja, no? mmm en fin, como la economia joe que ida de ollaaaa, es viernes, perdoname :)

Batibiquiños :)

ybris dijo...

Cipreses y grúas.
Ascienden.
Unos buscando la luz, otros, lo que no alcanzan sin subir.
Más deseo que miedo.

Besos.

manolotel dijo...

Lo que me sugiere:

Viejos robots olvidados que han perdido su destino y alzan sus ya inútiles estructuras a un cielo inalcanzable en muda parábola de la impotencia. Frente a esto la victoria de la Naturaleza. La pujante y estilizada flecha del ciprés como una aguzada pluma que escribiera en el cielo los memorables versos de Gerardo Diego.

La belleza palpitante de la Naturaleza viva, contra la estática y torpe naturaleza muerta creada por el hombre.

Me gusta la poesía arrolladora que sale de tu cámara de fotos.

Un besote.

Shandy dijo...

Curioso contraste. La imagen que más impacta a mi mirada es la de esas escaleras de color. Parecen una atracción de feria. Pero más allá de la imagen que muestra la fotografía, sin la "reducción" de la ventana de tu cámara, se me ofrecen como una visión desconcertante y desoladora en medio de la naturaleza.
Los cipreses me infunden respeto, tal vez porque apuntan al cielo como una búsqueda hacia la eternidad... "Los cipreses creen en Dios", "La sombra del ciprés es alargada"... Pero me quedo con el ascenso de ellos. Y con la Escalera al cielo de Led Zeppelin: Hay dos sendas que se pueden seguir...