sábado, 13 de enero de 2018

Abrazos

.


Lo único que recuerdo con claridad del sueño es un porcentaje mínimo. Paseaba yo por una calle adoquinada y él me ofrecía sus manos. Sus brazos eran fragmentos de lo que me había abrazado la noche anterior. Aquellas manos ni se movían al yo acercarme. Seguí mi paso pensando cuánto se impone, interpone y repone en el amor. Lo que tengo claro es mi postura ante el amor: un sueño.

.

2 comentarios:

XuanRata dijo...

Yo no sé si esas manos ofrecen o mendigan. Ni si buscan un cuerpo al que abrazar o uno al que insertarse. De todos modos mi impresión es que se han caído de los reposabrazos y ese reposo que han alcanzado ahora es desazón más bien. O al contrario, tal vez han logrado el ansiado encuentro al fin, sin el maldito tronco de por medio, ese entrometido...

Surrealista y poética imagen, Sofía.

Ventana indiscreta dijo...

A Dalí seguro que le hubiera encantado ese escaparate de Évora. Los nuevos escaparates, tan asépticos, tan marketinianos no dan ese juego tan normal, visual y azaroso que da un escaparate de los de toda la vida. Preparada tengo una barbería que frente a ese escaparate hace las delicias de otra buena mirada.