jueves, 23 de noviembre de 2017

Ilumen

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Aullar es como prender fuego a la atención. Alguien aúlla y miramos alrededor pues las coordenadas de sucesos seguro que se han alterado. Estuve por Zamora hace tiempo y me contaron los ganaderos que el aullido es la peor música de la noche, que el lobo es la voz del desastre. También escuché un relato en el que a un lobo que habían cazado vivo lo pegaban fuego para ver si mientras ardía aullaba.
Dicen que su astucia fue tal que hasta al fuego asustó (o sedujo, según otras versiones). El caso es que ahora  por la zona, cuando un lobo aúlla, no sólo prestan el oído pues con la mirada pueden ver un pequeño resplandor de fuego. Si logran verlo dicen: "Mira, allí está Ilumen.". Ilumen ahora es voz y luz.

4 comentarios:

XuanRata dijo...

Lo primitivo, lo cruel, lo mágico. El miedo y las formas de nombrarlo, el fuego como exorcismo.
Se me erizan los pelos.
Espero no entrar en ignición.

Un abrazo, Sofía. Gracias por esta ventana.

Ventana indiscreta dijo...

Tantas formas de opinar como tantas formas de estar afectado; Xuan. Imagino que un ganadero observaría al lobo sin tanta retórica y sin tanto cuento y con más plomo. Lo cierto es que, y lo creo con firmeza, los transgresores somos los humanos (destrozando hábitats, arrasando las posibilidades de comida de los animales). Así que ahí tenemos a lobo transitando cerca de nosotros.
No sé si serás un lobo en ti mismo, si te sorprenderás con barbas acuciantes: ten cuidado, la ignición y la ceniza van de la mano.

Una ave fénix, con mirada.
Gracias a ti.

Elena Román dijo...

Terriblemente maravilloso. Es la voz del desastre, sí, pero contiene al mismo tiempo tanta tristeza...

Ventana indiscreta dijo...

Gracias Elena por acercarte a esta lumbre con forma de lobo.
¿Has pensado qué pasa si a un poema o relato se lo rescoldo como se hacía a los antiguos braseros?
Tú poesía está llena de cosquillas.