lunes, 3 de abril de 2017

Casa montañesa

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Allá en Aínsa, Huesca, hay un pueblo renovado de casas. Turismo manda. 
Siempre recomiendo visitar todo, porque detrás de lo que se ve bello, en este caso la plaza de Aínsa, hay casas que tanta belleza atesoran aún en ruinas. Imagino que esta casa cuando tantos años ha mirado a la peña Montañesa de detrás decisión ajustada la suya ha sido emularla. 
¿Casualidad?


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4 comentarios:

Inés González dijo...

Es bueno volver a tener tus publicaciones, mucho más aún con esas dos fotos que dan registro de esa casa que nunca olvidó a la montaña, y tanto que refleja en esa ventana como si de una película de Nikita Mijalkov se tratara a la lejana e inefable montaña.
Gracias!

XuanRata dijo...

Terminamos siendo aquello que miramos. Lo que no deja de ser un regalo de doble filo: da tanta esperanza como responsabilidad. La mirada no es más que una de tantas formas del deseo. En el caso de esta casa supongo que terminó por hacer de la necesidad virtud. Y de la virtud un guiño que esperaba otro guiño: el del ojo sagaz de la fotógrafa.

Un abrazo, Sofía. Siento que no te prodigues más.

Ventana indiscreta dijo...

Ines, Xuan,

pienso en la palabra "albañil" cuando se construyó esa casa. Pienso en el mismo albañil que montó piedra a piedra la lógica de esas paredes y esas ventanas, su distribución. Ahora se habla de constructores, arquitectos. Estos probablemente dispongan de muchos conocimientos técnicos sobre materiales, planos, estética y, sobre todo, de bolsillo. Mi deseo no comulga nada con los derrumbes, pero mi mirada no puede sentirse más atraída que por los derrumbes. Bien dices, Xuan, que la mirada no es más que una de tantas formas de deseo. Al mirar muchas veces deseo retorno, aunque digan que siempre hay que mirar hacia adelante.

Gracias por vuestras miradas fieles.

Ventana indiscreta dijo...

P.D.

Xuan, dejé un comentario en tu hoja constelada pero no aparece. No sé si habrá problemas con la publicación.