miércoles, 11 de junio de 2014

Encuentros con Jesús





Pude preguntar el pasado 8 de junio a la Madre Francisca Sierra Gómez si llevaba ella tatuado el nombre de Jesús. No lo hice, era evidente. En su piel blanca yo lo veía. El tatuaje de Jesús no es de lo que se ven como los hechos a tinta sobre alguna parte de nuestro cuerpo. El verdadero tatuaje de Jesús, quien lo lleva, lo lleva muy adentro y se nota a la legua. Vicente Ferrer llevó un tatuaje de Jesús toda la vida. Jesús no se dejó intimidar en vida ni por la tinta ni por los borrones, y así le fue: crucificado.
La Madre Francisca Sierra Gómez firmaba en una discretita cola sus ejemplares de ENCUENTROS CON JESÚS. Pero no le pregunté si llevaba tatuado su nombre.