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De llevar una vida perra y holgada como la del ejemplar de la imagen muy poc@s pueden presumir. Veamos si no (o si sí): bajo el atrio de una catedral, sobre suelo de mármol, buen clima, con pocas estridencias y, encima, bendecido. Lo dicho, hay vidas perras y perras vidas: las de los perros en China. Miren este enlace:
Comercio carne de perro.
Comparen ahora con el ejemplar que nos ocupa, ya despierto, ya reposado, donde el hambre de ningún humano le espera.
¿Y lo de llamarnos perras a las mujeres? ¿Eh?
Me mezo en mi Jordi Savall: