jueves, 24 de febrero de 2011

Vino

El vino de los amantes

¡Hoy el espacio es fabuloso!
Sin freno, espuelas o brida,
Partamos al lomo del vino
¡A un cielo divino y mágico!

Cual dos torturadores ángeles
Por calentura implacable,
En el cristal matutino
Sigamos el espejismo.

Meciéndonos sobre el ala
De una inteligente tromba
En el delirio común,

Hermana, que nadas próxima,
Huiremos sin descanso
Al paraíso de mis sueños.

Las flores del mal (Charles Baudelaire, versión de Antonio Martínez Sarrión, Ed. Alianza)

Me gusta el vino. Mucho. Soy de su tierra. Pareciera que Pozoamargo, Cuenca, no pegase para el nombre de un pueblo que tiene bastante dedicación por la viña. Pero Pozoamargo existe; su vino también. Dentro de una copa de vino casi siempre acaba saliendo una lengua, un brillo carmesí y un reflejo donde el mundo se acaba convirtiendo en luz y alimento. ¡Cómo no amar el vino! Amar el vino y dejarse caer en la simbiosis de su perfil oculto.

13 comentarios:

Tot Barcelona dijo...

Me domina el Ribera....Pago de los Capellanes...ahhhhh....que gran vino...salut

XuanRata dijo...

Es un poco como beberse la tierra. De ahí la simbiosis, y el placer.

Hoba W. dijo...

Ummmm el vino, Sofi...la autentica sangre del fuego...

(Y que rico saborearlo ahí, en boca ajena y a ras de tierra)

Salomé Guadalupe Ingelmo dijo...

Cómo no amarlo, en efecto, si a los dioses los convierte en hombre y a los hombres les hace creerse dioses. Cómo no amarlo si es, casi, nuestra única experiencia de resurrección. Y también, casi, la única de iluminación. Pero sobre todo, sobre todo, al margen de sesudos estudios comparativos del fenómeno religioso y demás, cómo no amarlo con tantas madrugadas inolvidables que me dio en la adolescencia y primera juventud. Cómo no amarlo si aprendí a amar con una copa de vino en las manos. Me tomo la libertad de nuevo: abrazos.

Inés González dijo...

Che pebeta te ha salido excitante esa copa, como siempre en mi relojeo descubro cosas: la llama rojo carmesí se proyecta hasta el transparente pie, precioso el color de ese vinacho. Conociendo tu obsesión será de los buenos, buenos, no?
Para completar el cuadro te olvidaste del faso, un buen tabaco amalgama mejor la historia.

Shandy dijo...

Querida Manchega: Mira que no han corrido litros de vino por las plumas, las venas y las lenguas de los poetas… ¡Deixe que fale o viño! que decía Cunqueiro, la fuerza de los mortales…

Ayer, que estaba enfermo, me atendió un asesino,
un médico que me prohibió el néctar de las copas.
Me dijo que bebiese agua, el cabeza hueca;
no llegó a aprenderse la lección de Homero:
la fuerza de los mortales es el vino.
Macedonio Cónsul

… dame agua y vino que el alma me adormezcan
pues el tiempo que me queda por vivir
es breve, demasiado breve.
Pronto me habrás de enterrar
y los muertos no beben, no aman, no desean.
Anacreonte

Salud e deixa que fale o viño

Ventana indiscreta dijo...

Miquel:

no tiene usted mal gusto. Siempre la Iglesia supo hacer buen vino. Lo de convertirlo en sangre de Cristo creo que ya es más de magos. El vino de Cómpeta es el más adecuado para la eucaristía. ¿No tendrá usted algo de diablo?

Chin-chín.

Ventana indiscreta dijo...

Xuan:

no lo dudes, Xuan. El buen vino es terruño. Y en tu tierra se recupera mientras las variedades carrasquín, berdejo, albarín allá en las laderas del Narcea. Lo probé cuando estuve por Muniellos. Fue un placer.
Y desde luego la simbiosis con sus gentes no la olvidaré en el café a que me invitaron en aquella pedanía perdida llamada La Artosa.

Ventana indiscreta dijo...

Hoba W:

el vino. Y una buena ginebra como sangre de la luz. ¿Quién se resiste con una buena lima en su interior?

Chin-chín.

Ventana indiscreta dijo...

Salomé:

confiesa: ¿qué vino tomabas en tu primera juventud? ¿De pitarra?
Y ahora dime: ¿hay una segunda juventud o una inquietud indomable por vivir?

Te confieso mi pasión:

el vino de la uva verdejo llamado OSSIAN. Insuperable.

Abrazos de eterna juventud.

Ventana indiscreta dijo...

Inés:

el faso o pucho tras el punto. Sabes que nunca te niego uno de esos del desierto. El vino sabes que siempre es bueno.
Tu relojea, piba, que nos pille la hora viviendo y mirando.

Ventana indiscreta dijo...

Shandy:

citas que es un primor, Shandy.

¿Los muerto no falan, verdad?

(¡Si al vino le cortaran la lengua!)

Besos.

Salomé Guadalupe Ingelmo dijo...

Querida Sofía, yo en mi primera juventud hacía mía aquella maravillosa frase de la no menos maravillosa Ava en Mogambo: “cuando se trata de vino, mis complejos desaparecen”: Lambrusco (sin popcorn, aunque también adoro a Ligabue), Barolo, Fragolino, Moscato d’Asti… Pero el más especial, el que más trae recuerdos compartidos: el Bigi amabile de Orvieto.
Según cuentan quienes sí pudieron probarlo, mi bisabuelo hacía uno de los mejores vinos del pueblo. Sin embargo yo reconozco que no he aprendido a apreciar la pitarra. Pero soy mujer de voluntad y rara vez cejo en el empeño. Me gusta sacarle partido a la vida y los sentidos. Así que puede que un día, si lo sigo intentando, lo logre. Ya sabes, se mejora con la experiencia y la práctica.
Existe sí un ansia desaforada de seguir vivos, de dar aún mucha guerra. Pero existe al tiempo, a veces y según circunstancias, también una segunda juventud, aunque juventud ya no sea. Una recuperación de paisajes interiores abandonados a destiempo, auque el regreso se produzca con un cuerpo que ya no corresponde (pero, con entrenamiento, responde). Como haber pasado un largo coma. Aunque no etílico.
Eterna juventud… No lo sé, puede ser. Cuanto menos, por el momento, jugar aún y reír mucho sí que quiero.
Pues si es insuperable, habrá que (com)probarlo. Abrazos.