lunes, 21 de febrero de 2011

Eslabones

A Inés G. S. , por el grato eslabón que nos mantiene unidas.

Por las sombras sabemos que una fotografía no está nublada. De vez en cuando al sol le gusta detenerse. Para los ojos, que ven de otra forma con respecto al objetivo, todo está bastante claro. Pero, para la cámara, no tanto: siempre hay un lado que precipita inquietud, demasiada quietud para la entraña del movimiento.

6 comentarios:

Inés González dijo...

Y en gratitud por los eslabones te dejo yo a ti este magnífico poema del escritor Alberto Blanco ( Ciudad de Mexico 1951)que escribió pensando y homenajeando a la Gran Emily Dickinson:

Emily, yo te escucho
Como un murmullo en mi pecho
Y te siento cuando cantas
En Silencio del Silencio-

Señora, sé que en el Tiempo
Sólo cuenta el Corazón-
Y yo no sé lo que canto
Con Razón - Y sinrazón -

Y ya que estamos este otro también:

Emily, yo te siento
En el silencio y la Nieve -
Sigo mi Sentimiento
A donde quiera que lleve-

No tengo pena -Tormento -
Remordimiento ni afán-
Para cantar lo que siento
Con el vino -como el pan -

Son 40 poemas de Blanco para Dickinson "Amberst Suite", un día de estos te los dejo.
Gracias pebeta

XuanRata dijo...

Imagen centrífuga que se estira como las sombras.

Shandy dijo...

Curiosa paradoja, un exceso de calma puede producir inquietud, como un profundo silencio puede despertar del sueño. Será que en la calma del silencio y en las sombras anidan muchos secretos y misterios.
La foto es curiosa y enigmática, sí. Tanta quietud... la sombra del ciprés es alargada...

Besos para ti, Manchega, y para Tongolele.

jg riobò dijo...

Gracias por el enlace.

marce dijo...

Quietud y movimiento, el caballo parece salir de la escena. La sombras en si mismas se hacen inquietantes al no percibir al sujeto. Me fijo en lo que dices de la cámara, que gran verdad,la cámara hace grande la fotografía por lo que queda fuera.

buen día, sin óxido nitroso.

El peletero dijo...

La sombra indica eso, que no hay nubes y que las cosas no son nubes tampoco, que nada flota excepto ellas porque todo pesa, incluso los pájaros que vuelan o anidan.

Tienes razón, demasiada quietud para la entraña del movimiento, hay dos patas del jamelgo que parecen desprenderse de su sombra como si quisieran ser humo oscuro o convertirse en dos alas emplumadas.

En el retrato de “Pablo de Valladolid” la escena es informe excepto por él mismo y por la ligera mancha a sus pies que simula una sombra y un suelo sustentador, esa es la única mancha “legal”, la de la sombra.

Saludos, para ti y para Inés.