jueves, 24 de febrero de 2011

Vino

El vino de los amantes

¡Hoy el espacio es fabuloso!
Sin freno, espuelas o brida,
Partamos al lomo del vino
¡A un cielo divino y mágico!

Cual dos torturadores ángeles
Por calentura implacable,
En el cristal matutino
Sigamos el espejismo.

Meciéndonos sobre el ala
De una inteligente tromba
En el delirio común,

Hermana, que nadas próxima,
Huiremos sin descanso
Al paraíso de mis sueños.

Las flores del mal (Charles Baudelaire, versión de Antonio Martínez Sarrión, Ed. Alianza)

Me gusta el vino. Mucho. Soy de su tierra. Pareciera que Pozoamargo, Cuenca, no pegase para el nombre de un pueblo que tiene bastante dedicación por la viña. Pero Pozoamargo existe; su vino también. Dentro de una copa de vino casi siempre acaba saliendo una lengua, un brillo carmesí y un reflejo donde el mundo se acaba convirtiendo en luz y alimento. ¡Cómo no amar el vino! Amar el vino y dejarse caer en la simbiosis de su perfil oculto.

lunes, 21 de febrero de 2011

Eslabones

A Inés G. S. , por el grato eslabón que nos mantiene unidas.

Por las sombras sabemos que una fotografía no está nublada. De vez en cuando al sol le gusta detenerse. Para los ojos, que ven de otra forma con respecto al objetivo, todo está bastante claro. Pero, para la cámara, no tanto: siempre hay un lado que precipita inquietud, demasiada quietud para la entraña del movimiento.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Humo

A Juan Carlos Gargiulo, amante de la calle instantánea.
Su cuaderno: http://fotosemanal.blogspot.com/



Ellos fueron el instante. El gozo por el exterior, por una mañana lluviosa, por una infusión y por un buen cigarro. Ellos fueron furtivos de la monotonía y del tráfico que por la calle Alcalá pasaba.
Ser furtivo, ser instante.


jueves, 10 de febrero de 2011

Reclamo

Hernando Del Castillo-1511

Canción De Unas Perdices Que Le Enviaron Vivas

Destas aves su nación
Es cantar con alegría,
Y de vellas en prisión
Siento yo grave pasion,
Sin sentir nadie la mía.

Ellas lloran que se vieron
Sin temor de ser cativas,
Y a quien eran más esquivas
Esos mismos las prendieron:
Sus nombres mi vida son
Que va perdiendo alegría,
Y de vellas en prision
Siento yo grave pasion,
Sin sentir nadie la mía.



'Serás dada al reclamo si me escuchas'. Esto lo que oí el otro día en el campo mientras caminaba. No si era dios la voz que se daba con gravedad a ese endecasílabo o era un poeta camuflado entre las jaras. ¿Cómo no sentirse reclamada si escuchas? Mirad si no esa perdiz en reclamo. El reclamo no es un ajuste de cuentas. Probablemente sea el reclamo el vuelo más favorable. Cuando escuché esa perdiz ya dispuse de inmediato el objetivo al acecho. Pillarla así, en su más extensa garantía salvaje era mi intención. Ojos cerrados. Ahora soy de las que me vinculo a la fotografía de la escucha. ¿No os ha pasado que cuando llevamos los oídos por delante y lo que escuchamos nos late nos acabamos haciendo un negativo del momento? De ahí que yo reclame aquí fotos de escucha, donde el pie de foto sea la sensación. Fuera cámaras.

martes, 8 de febrero de 2011

Rumbos


Todo el abanico del sur es lo que tengo como rumbo. Todo el abanico del norte es lo que presiento. Creo que aún teniendo por brújula ese potente artefacto igual me perdería. Y cuando me pierdo suelo atender a la temperatura. El frío del norte me despeja y me agarrota a la vez. El calor me excita y me pone rumbo al fuego. Sé que las estrellas son inalcanzables, de ahí que navegar a remo y andar a pie sea el más próspero resultado de lo que me resta de vida. Espero que ésta se alargue lo suficiente.



Chão de Estrelas
Maysa

Composición: Silvio Caldas / Orestes Barbosa

Minha vida era um palco iluminado
Eu vivia vestido de dourado
Palhaço das perdidas ilusões
Cheio dos guizos falsos da alegria
Andei cantando a minha fantasia
Entre as palmas febris dos corações
Meu barracão no morro do Salgueiro
Tinha o cantar alegre de um viveiro
Foste a sonoridade que acabou
E hoje, quando do sol, a claridade
Forra o meu barracão, sinto saudade
Da mulher pomba-rola que voou
Nossas roupas comuns dependuradas
Na corda, qual bandeiras agitadas
Pareciam estranho festival
Festa dos nossos trapos coloridos
A mostrar que nos morros mal vestidos
É sempre feriado nacional
A porta do barraco era sem trinco
E a lua, furando o nosso zinco
Salpicava de estrelas nosso chão
Tu pisavas nos astros, distraída,
Sem saber que aventura desta vida
É a cabrocha, o luar e o violão.