domingo, 14 de noviembre de 2010

Antihorario


Existe un diálogo permanente en todo lo que nos rodea. Un diálogo silencioso que, al menos para mí, es el más pertinente. Basta quedarse como observadora en un parque para ver como percibes las palabras de los cogotes. El señor del sombrero giró, en sentido antihorario, 90º para ir acercándose a la chica de al lado que, simplemente leía un libro. El sentido antihorario de las cosas es muy recomendable. Y, os lo juro, yo, en todo momento, tuve en cuenta lo que el señor le iba diciendo en lenguaje reservado y oculto y cómo ella, aparentemente al margen, le contestaba en ese intento de entenderse en una grata conversación.