sábado, 30 de octubre de 2010

Semáforo

Estas fotos son del final del verano. El panorama a día de hoy no ha variado ni un ápice. Ese señor no duerme ahí: hace la vida ahí, barre su lugar, mima su rincón. Aún no he hablado con él. Os lo presentaré algún día. Mientras, él seguirá tan curioso: cubrirá su casa los día de lluvia. Para él un gran plástico y unas pinzas son fundamentales. Fuma y observa. Este hombre no sabe que gracias a un semáforo que hay en la calle lo fotografío. No intuye que cuando coincido delante de él y llevo la cámara lo capto. El semáforo en rojo siempre nos hace parar. Me pregunto ahora cuántas paradas hacemos en ese semáforo que llevamos en nuestro interior y que, de vez en cuando, se pone en rojo.