domingo, 26 de septiembre de 2010

Ciruelas


Una docena de ciruelas que, probablemente, no nos comeríamos.
Una docena de ciruelas heridas de madurez.
Una docena de ciruelas que cicatrizan perfectamente en la boca.
Yo sí me comí esa docena de ciruelas.
Esa docena de ciruelas que, como dice el tango, más blandas que el agua blanda.
Ciruelas directas del suelo a la boca.
Ciruelas ya con el sueño roto: ni vencidas ni compradas.
Pero os aseguro su plenitud, su sabor y su encuentro como si se tratase de algo inimaginable.

P.D. La posibilidad de hacer de estas ciruelas mermelatda es alta y recomendable.






Horacio Molina (Narango en flor)

Era más blanda que el agua,
que el agua blanda,
era más fresca que el río,
naranjo en flor.
Y en esa calle de estío,
calle perdida,
dejó un pedazo de vida
y se marchó...

Primero hay que saber sufrir,
después amar, después partir
y al fin andar sin pensamiento...
Perfume de naranjo en flor,
promesas vanas de un amor
que se escaparon con el viento.
Después...¿qué importa el después?
Toda mi vida es el ayer
que me detiene en el pasado,
eterna y vieja juventud
que me ha dejado acobardado
como un pájaro sin luz.

¿Qué le habrán hecho mis manos?
¿Qué le habrán hecho
para dejarme en el pecho
tanto dolor?
Dolor de vieja arboleda,
canción de esquina
con un pedazo de vida,
naranjo en flor.