lunes, 28 de junio de 2010

Reguero

Deja, deja que mire, teñido del amor,
enrojecido el rostro por tu purpúrea vida,
deja que mire el hondo clamor de tus entrañas
donde muero y renuncio a vivir para siempre.

Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo,
quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente
que regando encerrada bellos miembros extremos
siente así los hermosos límites de la vida.

Unidad en ella, Vicente Aleixandre (La destrucción o el amor)



¿Cómo interpretar esta línea de amapolas en una campo abandonado de viñas ya arrojadas?
Una primera interpretación que se me ocurre es la lava que un volcán ha vertido y de la que muy pocos se han enterado. Desde luego el volcán debía estar muy oculto ya que no había muestras de él y sí de su lava.


Y una segunda interpretación podría ser la de un brazo alargado y una mano delicada que dedican un tiempo a acariciar una porción de tierra que se ha abandonado.
Desde luego que pueden existir más interpretaciones de esa línea de amapolas, todo lo poéticas o cursis que queramos, acertemos o no. Pero una certeza sí hay: la del reguero de vida.





Suas Mãos
Maysa
Composição: Antônio Maria / Pernambuco



Ai, suas mãos onde estão?
Onde está o seu carinho?
Onde está você?
Se eu pudesse buscar
Se eu soubesse aonde está
Seu amor, você

Um dia há de chegar
Quando ainda não sei
Você vai procurar
Onde eu estiver
Sem amor, sem você

Ai, suas mãos onde estão?
Onde está o seu carinho?
Onde está você?

Um dia há de chegar
Quando ainda não sei
Você vai procurar
Onde eu estiver
Sem amor, sem você

Ai, suas mãos, suas mãos onde estão?
Onde está o seu carinho?
Onde está você?

15 comentarios:

Inés González dijo...

Será que la tierra y esas viñas se dejan enrojecer el rostro por la púrpura vida del amor? y abandonadas al placer disfrutan quedas de la caricia de esa mano delicada? Yo creo que sí Sofía, estas magníficas fotos lo comprueban! Me ha fascinado esta entrada, yo perturbada siempre por las viñas atormentadas por el invierno como diría Antonio Gamoneda me quedo sin parpadear ante este espectáculo, otra visión de la madre naturaleza, otro gozo desmedido.
Un abrazo fuerte piba

mirada dijo...

Esta vez mi pensamiento se ha ido más hacia la leyenda que aquí asociamos a las amapolas...
Lo siento y percibo a primer golpe de vista como un reguero de muerte.
Un beso,

Ventana indiscreta dijo...

Nunca las amapolas en los campos se consideraron demasiado puras, más bien un estorbo por su cualidad de mala hierba. Pero, dejémonos arrollar siempre por la 'Pavana Impura' de Gamoneda y su disloque de color:

'Llegan los animales del silencio, pero debajo de tu piel arde la
amapola amarilla, la flor del mar ante los muros calcinados
por el viento y el llanto.

Es la impureza y la piedad, el alimento de los cuerpos
abandonados por la esperanza.'

Besos.

Ventana indiscreta dijo...

Mirada:

Hay sangrados excesivos y heridas que no cicatrizan. En este caso podríamos decir que la tierra se desangra y que las viñas van a morir porque permanecen incultas. Ves, es como lo que anuncian los sofistas, un argumento para ver muerte donde otros ven vida.

elisa dijo...

increíble!

mateosantamarta dijo...

Yo que, soy más de campo que las amapolas, apunto la posibilidad de una arteria con sangre fresca que no se resigna a aceptar ese fenecer de la viña. Las amapolas son para mi el signo más evidente del estallido de la primavera. Un abrazo.

mirada dijo...

No, las amapolas no están entre las viñas...
Las amapolas marcan un reguero de muerte, ¿qué hay debajo de las raíces de las amapolas? ¿qué espíritus ocultan? Iba por ahí mi pensamiento.
No he salido de Galicia en mi viaje imaginario.
Gracias por compartir así.

Ventana indiscreta dijo...

Lo increíble de las cosas es creer que lleguen a pasar. Cuando sucede, ya todo es creíble. Y no todo lo creíble tiene porque ser asimilable. Es este caso hay una explicación clara del porqué de esas amapolas que más adelante responderé. Lo que no tiene la amapola es una flor muy Tersa aunque sí vistosa.

Ventana indiscreta dijo...

La contestación anterior se refería a Elisa, evidentemente.

Mateo, yo soy más de campo que las viñas. En mi pueblo, Pozoamargo, abundan muchas. Estas de las fotografías pertenecen al campo de Arganda, aquí en Madrid. Arganda fue fundamentalmente agrícola hasta que vino la industria. Ahora el campo es testimonial y efímero. Tanto irse bodegueros a sacar vinos por ahí y resulta que tienen una garnachas viejísimas a menos de 25 kilómetros de la capital que podrían repuntar para hacer un buen vino. Pero ya ves abandono absoluto.

Abrazos, Inés, una buena amiga en común.

Ventana indiscreta dijo...

Las amapolas sí estén entre las viñas. Fíjate bien. Lo ciento es que debajo de ese reguero corrió este año abundante agua y de ahí que principalmente surgieran en esa zona. Luego la clave está en la humedad. Fórmula sencilla: humedad=reguero de vida.

JosepMª dijo...

Ayer, me preguntaba:
Por qué esa preciosa
delgada línea roja?
No entendía el capricho
de la Naturaleza.
Hoy encuentro la respuesta
más sencilla:
Abundantes lluvias de invierno.
Reguero de agua,
reguero de amapolas.

Y hasta brotó
la viña en el secano,
para ir muriendo
un año más.

Del agua es el futuro.
Los Amos ya lo saben.

virgi dijo...

¡Qué lujo de sitio y de fotos!
Sólo me falta una señora a lo Monet paseando entre las flores, con sombrilla y larga falda.
Besitos.

Ventana indiscreta dijo...

Josep:

los Israelitas siempre supieron del futuro del agua: los altos del Golan.

Ventana indiscreta dijo...

Virgi:

con falda larga te aseguro que la señora de Monet iba a pasar calor. Hay muchos sitios que son un lujo pero ya sabes, el lujo a voces demasiado atrae y degrada. Mejor así, recóndito y chico.

Besitos.

XuanRata dijo...

Llego con el retraso acostumbrado a este reguero: huelo la pólvora, y su estallido sordo, profundo, me llega ahora mismo con el retraso que la distancia le pone al sonido. Después de todo he llegado a tiempo por mucho que el calor se haya llevado ya las amapolas.

Qué bien cuidas tu jardin, Sofía. Gracias por permitirnos visitarlo.

(En cuanto a lo que me dices sobre escribir poesia, una cosa es jugar con las palabras y sus significados y otra inventar un idioma que sirva para compartir los sentimientos: eso se lo dejo a los poetas de verdad, que muchas veces no son precisamente los que más escriben en verso.)