viernes, 28 de agosto de 2009

Destreza





Se quedaron estos calabacines en la huerta cuando eran verdes.
Pasaron bastantes días y se arrugaron. Y el mayor capricho: cambió su color.

Y sí, color como destreza del tiempo.
Aconteció, pude pensar.
Sucede que el color no se inhibe,
o por viejo algo, o por maduro, piezas
que rescatan un naranja oculto.
Siendo como es el color, manantial
no adulterado, preciso, esquivo a lo uniforme,
incierto también. Tiempo que decolora
aquella puerta, fantasma que entraña el color.
No todo pues exuberancia, pero sí ciclo.
No dudar de las pinceladas sabias
que parte tienen de íntimo, que salen
sin evitar nada.