sábado, 23 de mayo de 2009

Reducción






Os habéis preguntado sobre la ocasión, la oportunidad de los campos floridos que traigo a este cuaderno. Sé que no dudáis y por ello os conduzco con mi generosidad y desde las trincheras hacia ese campo amarillo de flores. Ojo, que cuando digo trincheras no miento ni hablo en sentido figurado. Estoy situada en unas trincheras reales de nuestra guerra incivil, ya un poco deterioradas, en el término de Arganda (y que en una próxima entrada aquí las traeré). Pero ahora me interesa la teoría de la reducción: echamos vino a la salsa óptica, calentamos y dejamos reducir. Así es como pasamos de una panorámica donde asoman al fondo los cortados de Rivas-Vaciamadrid, el polígono de Arganda, la nacional III y, por último, el campo amarillo que dio la parte media a la bandera. Pero si me apuráis, dejo los trapos y las banderas y me quedo con lo singular de la tierra. ¡Ea!, como dicen los manchegos.