domingo, 22 de marzo de 2009

Levedad



Una alondra recién salida de unas retamas.
Repito: no hay truco. Toda tan cerrada. En un instante inmediatamente posterior abriría las alas. Las ligeras alas que ondulan su vuelo característico.
Pero yo la veo leve, sutil en el aire.
Vista así es como si excluyera la gravedad.
A mí me gustaría ser ingrávida y no tener que fatigar a las alas.
Pero el vuelo totalmente desplegado, reposando sobre el aire, también me sustrae.

Mi entrañable compañero me dio como receta este poema de un poeta sobre el que él volverá en unos días. Le surgió al hilo de la alondra, al hilo de lo que nos queda por decir en un poema, al hilo de lo que nos queda por ser y al hilo de la lectura de Fulgencio Martínez López en su imprescincible poemario 'León busca gacela':

Un viento negro

Un viento negro duerme en nuestros poemas.
Un viento negro, y hay más:
pasos que nunca hemos dado
hacia no se sabe qué destino.
Gritos y pasos y alfileres
que despiertan el limbo
de nuestras alas plegadas.