domingo, 8 de marzo de 2009

Febril




Assumpció Forcada


FOTOSÍNTESIS
Tus electrones giraban tranquilos
por órbitas de tu mundo interior,
mientras los días iban configurando en ti
la clorofila, en una mutación
de la cual desconoces el origen.

Ahora eres un árbol en el bosque de la vida,
con el día llegó la luz de tus ojos
y te diste cuenta que los electrones
se excitaban con aquel beso de luz.
Seguían una cadena de transporte
con una alegría que daba energía
y obtenía oxigeno del agua.

Y te introdujiste en el otro fotosistema,
que tenía una clorofila diferente,
completando su órbita.

Ya sin luz, en la noche,
un conjunto de reacciones mágicas
de enlaces y atracciones entre todos los átomos
iban purificando el aire
mientras el gusto dulce del azúcar
se repartía por todas las ramas,
troncos y raíces haciendo más brillantes,
más verdes las hojas.


Quien dude de que gracias a las hojas y a la fotosíntesis vivimos que me lo diga. Yo no lo dudo. Como tampoco dudo de la savia elevada de estos días en nuestro país. Afluencia, se desvela el ya sabido misterio del invierno: la retención de la vida. Ahora todo se alborota, nos alborotamos, nos emancipamos de vida. Por los amentos comienzan todas las salicáceas, luego las hojas, la sombra, el estío, el otoño y las hojas caídas. Como para dudar. Curioso es que el ácido acetil salicílico proviene del sauce (ejemplar de las hojas incipientes). Para la fiebre, para su estado febril se autoabastece el sauce.