domingo, 25 de enero de 2009

Enmudecer



Arder, mas la aventura de la muerte,
¡qué otra cosa podría llegar a ser!



Sí, arder y luego arraigar la ironía. Ahí queda la chimenea, gestionándose como una atalaya. Humo que no ha de volver. El esqueleto de una casa quemada es de una voz tan metida que hiere. Ya nadie vive, ya nadie se calienta, ya nadie cocina. La cámara enmudece, tu enmudeces, el disparo se ralentiza.