viernes, 16 de enero de 2009

Inventario




Juan Farias, excelente poeta del tiempo, de la mar, de las personas, del recuerdo, tiene publicados muchos libros infantiles. Muchos buenos libros, sin edades, para todos los que amen el buen hacer. En uno de ellos, 'Gallego a la orilla del mar', dice sobre lo vecinos de la aldea:

'Cada vecino tenía una vaca o dos, todos criaban un cerdo para la matanza y tenían gallinas. Según el viento, la aldea olía a mar o a establo.'

Desde niña he visto este acontecimiento de la matanza como algo acogedor. Sí, sé que matan a un cerdo, que lo retienen, que chilla y que muere. Las matanzas se hacían con mimo, todo el mundo colaboraba, era un festín, gastronómico y de unión. Pero las matanzas están llegando a su fin. Envejecimiento de quienes la llevaban a cabo, ya no se crían esos cerdos, hasta se denuestan sus grasas. Por eso he querido presentar esta secuencia de, probablemente, una de las últimas matanzas que presenciaré. Para mí esta sangre es como si fuera el inventario de un hacer, de unas gentes que las he ido viendo hacerse cada vez con más edad, de un momento que llenaba la ilusión de las fechas invernales. Lo siento, pero la cámara, cuando disparaba, presentía una parálisis. Se la estaba transfiriendo yo.