lunes, 12 de enero de 2009

Retorno



Ahora sí asoma la tierra su pentagrama. Han pasado tres días y la generosidad de la nieve aún perdura. Tirada a la misma hora la foto. Ya se oían los coches de la autovía de Valencia de fondo, ese viaje inevitable del ruido. Los pájaros también derivaban en canto; la nieve les había ocultado su sustento y ya lo tenían al descubierto. También miraba por la cámara con cierto descontento. Pero estaba satisfecha. Llegarme a abrumar el silencio y retornar a la cotidianidad. No sé si con el retorno nos remansamos o bien digerimos la pérdida del momento exclusivo, o las dos cosas.

4 comentarios:

XuanRata dijo...

La nieve impacta al principio, pero al final embota los sentidos. El canto de los coches nos devuelve a nuestro hogar.

jg riobò dijo...

Despues del silencio, el sonido.
No puede ser de otra forma, incluso sabemos que el silencio no existe pues nuestro cuerpo emite sonido.

Merce dijo...

Siempre me ha gustado el silencio de la naturaleza, es un silencio sabio, impone, es un silencio descomunal y a veces inquietante. Quiza ese silencio roto por un motor nos devuelve algo de tranquilidad :)

Bicos

Anónimo dijo...

El retorno trae el encuentro de otro instante diferente por eso el remanso, puede ser. Sí, el cuerpo debe precisar un tiempo de adaptación a la nueva situación no imaginada, llevar sangre al cerebro y ponerse al acecho.
Todo cambia, Sofía, eres genial. Cada día nos haces retornar en busca de un nuevo placer.
Gracias por ello.
Un beso.