sábado, 27 de diciembre de 2008

Confianza



Cuando andas por el campo y se te posa un pájaro no puedes dudar. Porque se te posa para ti y, si no es así, eres tú quien te debes posar para detener ese vuelo el mayor tiempo posible. Ésa es una máxima ornitológica, o al menos así yo lo pienso. Esta alondra fue muy oportuna por darme diez segundos y doce metros de confianza. Ella eligió el decorado. Entre unas pajitas tronchadas y sobre una roca llena de líquenes. Y la pose, dándome la espalda pero sin perderme de vista. Al ver la foto pienso que soy una afortunada por tener a una alondra más en una composición genuina: las pajitas la enmarcan a propósito con sus triángulos, son penachos naturales de hierbas secas. Y averiguo también en mí que esforzar el vuelo es una manera de detenerse. Gracias por tu reposo, alondra.