martes, 23 de diciembre de 2008

Inercia




Prometí los chopos y aquí están. Diría más bien mis chopos dorados a la tarde. Mis dos chopos. Dos chopos en un pueblo de Segovia, el pueblo de mi padre. Un pueblo cargado de espíritus. Respondo así a la inercia otoñal de los últimos días. Aun daré una foto más con olor. Pero éstas responden a una quietud secreta y sabia. Esos chopos han estado junto a un caz que vinculó por primera vez al pueblo con la luz. El agua circuló durante años junto a ellos para ir a dar a un molino. Pan y luz. Hoy ya, todo deteriorado, ni pan ni luz; ruinas a cambio. Pero allí están sobre el rumbo sereno de una historia minúscula.

Rescoldo




Aunque utilice para el título la palabra rescoldo, no quisiera dar pie a una metáfora. No hay fuego. Es una secuencia de un atardecer frío. Pero hubo fuego el año pasado. Unas tierras de rastrojo simplemente y una carrasca entre un montón de piedras. La carrasca se está recuperando pero no se aprecia en la foto. Bastaría con acercarse de día para observar sus delicados vástagos. Hay fotos que te capturan a ti antes que tú a ellas. Son sucesos fotográficos. En este caso fue un simple paseo por mi pueblo y el recuerdo del fuego del verano pasado. El atardecer avivó los rescoldos.