martes, 16 de diciembre de 2008

Intrusa





Calle Jerez, esquina Paseo de la Habana, Madrid. Ese día es de los que cojo una calle de Madrid y ando. Dice Alberto García Alix que el alma de la fotografía es el encuentro. Yo añadiría que el alma de otras muchas cosas también es el encuentro. Y es que, cuando llegué a la esquina de esa calle pequeña, se acababa de poner el semáforo en rojo. Y un señor salió a pedir. Una cara que no parecía de aquí, española. Y lo que capté fotográficamente fue algo atropellado: el señor pidiendo, un autobús escolar, unos niños sonrientes, y una solicitud. El encuentro me pareció inédito porque el hombre se entretuvo con los niños que lo debían conocer ya de otras veces, por el aspecto tan familiar de la sonrisa. Cuando el semáforo se puso verde, recibí una solicitud callada: 'no, por favor'. Sólo bastó el gesto y continué el camino. Ante esas fotos me veo como una intrusa pero detecto un alma de sinceridad: el encuentro entre el señor y los niños.